Los analistas debaten sobre el final del ciclo bajista en las Bolsas
Las cosas de la Bolsa se animan a medida que pasa el tiempo, entre otros factores, porque los intermediarios ven cómo el almanaque pierde las hojas sin compasión y las cuentas, los resultados, las primas por productividad no salen por lado alguno. Junio extiende la sombra de cierre del primer semestre sin tocar bola. Lo peor es que entra el verano, luego el hastío y a continuación el síndrome posvacacional.
Mal momento, el actual, para que el caos y la confusión vuelvan a adueñarse de la situación. Mala época, pésima, para la plática y la filosofía. La Bolsa no está de moda, por mucho que nos empeñemos, y exaspera a una numerosa legión que siempre considera que lo mejor está por llegar y que sus malas inversiones serán buenas en un futuro inmediato. Pero el futuro se deja querer y ningunea, como siempre, el presente. Respecto a la recuperación de las inversiones el ejemplo de Terra es aterrador.
Son los vendedores de Biblias, los bancos de inversión, las sociedades de Bolsa, las que aconsejan a sus clientes despreciar la estadística y, lo que es más importante, matar al mensajero. Es su negocio, claro.
Hay, con todo, un movimiento en ciernes que debate sobre el cambio de ciclo en la renta variable después de la pesadilla continuada de los últimos tres años. Hay en este escenario analistas y expertos que han decidido salir a la palestra, sin miedo al tendido para apostar por un cambio a mejor, y duradero, a 12 meses vista al considerar que para entonces los signos de mejora económica serán evidentes y que ello se traducirá en resultados mejores para unas empresas que han saneado sus balances en los dos últimos años. æpermil;stos son los optimistas.
Los pesimistas, por su parte, mantienen la apuesta de que el final del mundo se acerca. Las cosas de la economía no cuadran y la deflación, o si se prefiere crecimiento débil sin tensiones en los precios, presionarán a la baja los mercados de acciones. Hay un sector, es más, que apuesta por una vuelta de los índices a los mínimos de octubre al considerar que el repunte inducido por la guerra de Irak ha sido débil y teledirigido por los fondos de alto riesgo.
Debate, en fin, sobre el cierre de final de un ciclo caótico, con muchos muertos en el camino, que, al menos, mantiene viva la atención sobre el mercado. Otra cosa es que ello se traduzca en entradas de dinero y en una recuperación cierta de la tendencia alcista perdida en marzo de 2000 y que aún no ha sido recuperada. El interés inversor sigue en otros mercados, hasta que éstos estallen.
Burbujas, burbujas y más burbujas
El dinero, como se indica arriba, sigue haciendo más grande lo que es ya una enorme burbuja inmobiliaria. Los días pasan y los que apostaron antaño por el estallido de la misma se frotan los ojos, incrédulos por lo que ven, que no es otra cosa que el alza continuada de los precios de la vivienda.El último aviso, o el penúltimo, que esto nunca se sabe, se encuentra en un informe de la revista Economist. Los expertos de esta publicación señalan que los precios de las casas en Estados Unidos, el Reino Unido y otras cuatro importantes economías, entre las que se encuentra España, bajarán espectacularmente en los próximos años, arrastrando a algunas de esas naciones a una recesión. Los precios cada vez más altos de las viviendas en EE UU, el Reino Unido, España, Países Bajos, Irlanda y Australia han creado una burbuja de precios de propiedades, según la revista en cuestión, que aporta datos que se remontan a 1975, de fuentes específicas como agentes inmobiliarios, bancos, cajas de ahorro, financieras y agencias gubernamentales.