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Ferrocarril

Los técnicos atribuyen los accidentes a problemas de inversión y gestión en Renfe

Algo está pasando en el ferrocarril español. Un medio de transporte considerado como el más seguro de todos comienza a desconcertar a la sociedad debido a la última racha de accidentes. Las alarmas saltaron en la madrugada de ayer en Chinchilla (Albacete), donde un Talgo de la línea Madrid- Murcia-Cartagena, que transportaba a 87 pasajeros, chocó frontalmente con otro tren de mercancías de 28 vagones, causando al menos 19 muertos y más de 40 heridos.

Los representantes sindicales y otros técnicos del sector consultados por este periódico coinciden en que esta elevada siniestralidad no es ni mucho menos habitual y creen que se dan varias circunstancias que están empezando a aflorar en forma de accidentes en las vías.

El vicepresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, confirmó ayer que la estación de Chinchilla no cuenta con bloqueo eléctrico manual, sino únicamente con uno telefónico. De hecho, Renfe indicó que 'estaba a punto' de adjudicar las obras de mejora de la línea Chinchilla-Cartagena, que contemplaba la sustitución del sistema de control de tráfico manual. Precisamente esta falta de inversión en la automatización en los sistemas de control y, en general, en la conservación de las vías convencionales es, según los técnicos ferroviarios, una de las causas que puede estar motivando esta serie de siniestros.

El sindicato de maquinistas de Renfe (SEMAF) reclamó ayer más inversiones en las líneas para que la seguridad no dependa tanto 'del acierto del factor humano' y más de los sistemas informatizados.

En esta misma línea se manifestaron fuentes de UGT, mientras que Comisiones Obreras denunció que el esfuerzo inversor del Gobierno en el ferrocarril está 'claramente inclinado hacia la construcción de los corredores de alta velocidad (AVE)' y que el resultado de este desequilibrio es 'un lento pero progresivo incremento de la accidentalidad en la red convencional'.

Desmotivación en Renfe

Si bien las lacras en Renfe van más allá, según fuentes de la compañía, que se quejaban ayer de la desmotivación generalizada entre el personal ferroviario desde hace varios años, lo que termina por dejarse notar en el día a día de los trabajadores. Estas fuentes creen que esta actitud de despreocupación está especialmente extendida entre el cuadro directivo, algo que está provocando cierto vacío de gestión en la compañía.

El Ministerio de Fomento se defendió ayer asegurando que la inversión en la red ferroviaria convencional creció a un ritmo anual del 7,1% entre 1996 y 2002. El departamento que dirige Francisco Álvarez-Cascos argumentó que la inversión de Renfe en seguridad ha logrado reducir el índice de accidentalidad del 0,65 en 1996 al 0,38 en 2002. Sin embargo, nada dice Fomento sobre este índice en 2003, que es cuando se han disparado los accidentes.

El accidente más grave de los últimos 30 años

El presidente de Renfe, Miguel Corsini, confirmó ayer que un fallo humano fue el causante del accidente de tren de Chinchilla, que se ha convertido en el más grave de los últimos 30 años.Según Corsini, el sistema de frenado ASFA, que contenían los trenes funcionaba, pero sólo se activa si el semáforo está en rojo, por lo que el choque se produjo porque el jefe de circulación de la estación puso el semáforo en verde, pero el Talgo tendría que haber esperado en Chinchilla el paso del otro tren de mercancías.Pese a ello, el responsable de Renfe destacó la experiencia del jefe de circulación, que lleva ejerciendo seis años, aunque también indicó que la compañía ya ha abierto una investigación sobre el accidente.A última hora de ayer proseguía el rescate de los cuerpos y Corsini no descartó que la cifra de muertos aumente, aunque lo consideró casi imposible.Hay que remontarse a otros dos accidentes ocurridos en 1980 y en 1997 para encontrar un número tan elevado de víctimas. En julio de 1980 un choque frontal del Talgo que cubría la línea Madrid-Barcelona con un mercancías que estaba parado en la estación causó 17 muertos y 22 heridos. Mientras que el 3 de marzo de 1997 murieron 18 personas y otras 100 resultaron heridas al descarrilar el Intercity Miguel de Unamuno, cuando cubría, con 248 pasajeros, la línea Barcelona-Hendaya, debido a la gran velocidad a la que circulaba al llegar a un cambio de agujas.

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