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Elecciones 2003

Aznar mantendrá el control sobre el proceso de sucesión en el partido

Uno de los riesgos que corría José María Aznar en las elecciones celebradas el domingo era que los resultados fueran tan malos para el PP que se viera obligado a delegar la conducción del proceso de sucesión o, al menos, a pedir obligada opinión sobre el mismo a los dirigentes más cualificados de su partido. Este escenario no sólo no se ha cumplido, sino que el secretario general del PP, Javier Arenas, no tuvo ayer empacho en adjudicar al presidente del Gobierno el 'éxito personal' de los resultados electorales y en calificarle como el político que 'más credibilidad y confianza' despierta entre los españoles.

Hace un mes, las expectativas electorales que manejaba el PP eran mucho peores que los resultados del domingo. Derivaban, en su mayoría, de las secuelas de la huelga general, de la guerra de Irak y también de la catástrofe del Prestige. Los últimos barómetros del CIS incluso concedían ventaja al PSOE en intención de voto y colocaban a su alcance el Ayuntamiento de Madrid, una batalla considerada decisiva por las dos principales fuerzas políticas, sobre todo por el simbolismo político de la capital.

En este contexto, hubo dirigentes del PP y también ministros que vincularon un mal escenario electoral al posible adelanto del calendario de la sucesión al frente del partido. Su tesis era que Zapatero iniciaría con ventaja la carrera electoral hacia 2004 si, además de obtener un balón de oxígeno el 25-M, no encontrase enfrente a un rival perfectamente identificado. Finalmente, en el PP ya se cuenta con que Aznar no pondrá cara al sucesor hasta septiembre.

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