Las inmobiliarias pierden atractivo en Bolsa tras las últimas operaciones
Los grandes expertos de la inversión reconocen que se han equivocado con la evolución de los precios del sector inmobiliario en España. 'Llevo tres años pregonando que el sector está sobredimensionado y que la burbuja es de las que hacen época. Mi equivocación me ha costado alguna amistad', dice Juan Antonio Polo, gestor de carteras. 'La traslación de posiciones especulativas desde unos mercados financieros deprimidos; el apalancamiento que permiten las entidades financieras por la combinación de bajos tipos de interés y periodos de amortización muy largos; la nula diferencia que existe entre pagar un alquiler y comprar un piso con financiación, y la propia psicología del inversor española, más dado a la compra de ladrillos que a la de acciones, son algunas causas del crecimiento continuado de los precios de los inmuebles en España', señala.
'En España no hay cultura del alquiler. Es algo que en la sociedad no está bien visto, como si el que alquila un piso tuviera cuentas financieras débiles y empleo precario. Además, los legisladores no favorecen el alquiler, sino más bien lo contrario. Para mi ésta es la verdadera razón que impulsa el precio de la vivienda desde siempre en nuestro país, sea cual fuere el escenario de tipos de interés', comenta Amando Lacalle, analista.
Todos los expertos reconocen que la evolución de los precios de la vivienda en España ha sido la gran sorpresa positiva en términos de inversión y que las llamadas a la prudencia, con advertencias de la formación de una gran burbuja, no han servido para nada, incluida la que hizo recientemente el Fondo Monetario Internacional en este mismo sentido.
La Bolsa le da la espalda
Lo que más llama la atención de los expertos es el comportamiento timorato que han tenido las acciones de las compañías inmobiliarias que cotizan en Bolsa en los últimos años. La relación valor liquidativo-cotización muestra un gran hueco, lo que sugiere que los inversores son muy cautos con este sector.
Sólo las operaciones empresariales, encarnadas en Metrovacesa, por partida doble (primero con la venta del paquete de control del BBVA a Bami y luego con la Opa italiana fallida), y Vallehermoso (también con la venta del paquete de control del SCH a Sacyr), han generado expectativas en el mercado, aunque siempre con criterios muy especulativos.
'El mercado considera que quedan pocos movimientos corporativos que cotizar en Bolsa. Quizá pueda darse alguno en Urbis y no mucho más. Por eso, la atención de los inversores sobre este tipo de compañías se ha diluido. La prueba es que no están bien colocadas por rendimiento en los índices', dice el analista Patricio Benito.
Un sector muy diseminado en España
Las compañías inmobiliarias que cotizan en la Bolsa española no llegan a representar el 15% del total nacional. Eso explica, según algunos expertos, el desapego que manifiestan los inversores respecto a las compañías admitidas a cotización.'En España es muy frecuente que en poblaciones con más de 10.000 habitantes, incluso menos, los empresarios locales sean al mismo tiempo promotores inmobiliarios y que construyan sus propias urbanizaciones o promociones. Además, los ciclos económicos son muy diferentes en unas y otras regiones, lo que dificulta el análisis', dice Lucía Martínez, promotora inmobiliaria.'Las grandes compañías que cotizan en la Bolsa generalmente no pueden competir con los empresarios más pequeños. Eso explica la diseminación del sector en nuestro país y, quizá, la pobre respuesta que han tenido en la Bolsa las empresas que cotizan a pesar de la animación, sin precedentes, que se da en el sector en los últimos años', añade Martínez.'La especialización puede ser la solución a las empresas inmobiliarias que apuesten por el mercado de valores como fórmula para captar financiación en condiciones más favorables', dice el experto en Bolsa Javier Serrano. 'La gran prueba de fuego, hasta ahora saldada con mucho éxito, es la del grupo Inmocaral, que compró la ficha bursátil de la antigua Fosforera. La combinación entre una buena rentabilidad y una especialización a la hora de comprar los inmuebles gusta al inversor y así lo plasma en Bolsa', añade Serrano.