Hong Kong y el asedio de la neumonía
Antes que nada, quiero agradecer esta oportunidad de compartir con los empresarios españoles algunas consideraciones sobre la neumonía atípica y Hong Kong, y como corolario, dos deberes ineludibles de todo empresario, la necesidad de contar con una información veraz y la valoración del riesgo.
La enfermedad y la epidemia. El llamado síndrome respiratorio severo agudo presenta todavía algunas incógnitas en torno a la posible mutación del virus o la diversa carga viral que explique sus diferentes grados de gravedad. En Hong Kong, alrededor del 75% de las muertes se han producido entre pacientes que sufrían otra enfermedad crónica previa. Entre el 25% restante la mayoría presentaba una forma severa de la enfermedad o había acudido demasiado tarde al hospital. La mayoría de los fallecidos son personas mayores de 70 años. No ha fallecido ningún niño y parece que éstos presentan una forma más ligera de la enfermedad. El personal sanitario en contacto diario con estos enfermos es el grupo que presenta mayor riesgo.
Con estos datos, y sin subestimar su gravedad, los doctores Owens, Trodd & Partners, basados en Hong Kong, concluyen que la enfermedad está afectando a un grupo muy pequeño de personas.
Por otro lado, a pesar de los rápidos avances que se han producido en el estudio de la enfermedad, no parece que los científicos estén en condiciones de ofrecer un remedio efectivo o una vacuna, al menos a corto plazo. Mientras tanto, la única solución es controlar la epidemia hoy, antes de que se convierta en endémica. Noticias positivas en este sentido nos llegan desde Toronto y Vietnam.
Conocer cómo se extiende la enfermedad, su carácter epidémico, es también importante. Según expertos independientes, como los doctores citados, en Hong Kong casi todos los casos se remontan a un precedente conocido, de modo que este virus tiene muy poca efectividad en el contacto social transitorio.
Esto significa que, una vez alertada la población y habiendo sido adoptadas medidas de precaución y cuarentena, las posibilidades de contraer la enfermedad de camino a la oficina son muy pequeñas. Casos como el de Amoy Gardens son excepcionales, aunque posibles, y deben -y pueden- ser evitados. En otras palabras, hay bastantes más probabilidades de morir en un accidente de tráfico en las carreteras españolas (riesgo que prácticamente no existe en Hong Kong), que morir de neumonía atípica.
Cuando este artículo llegue a los lectores, la enfermedad estará prácticamente bajo control en Hong Kong. Si bien no es momento para complacencias ni podemos bajar la guardia, los nuevos casos se han reducido significativamente y el número de altas es superior al 60% de los infectados. Curiosamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha venido publicando las altas desde el primer día. No obstante, la OMS debe ser todavía la primera fuente de referencia, junto con la página web del Departamento de Sanidad de Hong Kong: www.info.gov.hk/dh
Región Administrativa Especial. El desgraciado brote epidémico producido en China y transmitido a Hong Kong ha reducido el enclave a un virtual estado de sitio. A pesar de ello, la ciudad ni se ha paralizado ni ha sido vencida. Es precisamente ahora cuando se pone de relieve lo que muchos todavía ignoran y deberían conocer. Que Hong Kong cuenta con un Gobierno responsable y con información puntual y transparente al servicio de los ciudadanos, bases de cualquier proyecto empresarial viable. Y ante una epidemia, disponer de información segura es el mejor antídoto contra su peor efecto secundario: la alarma social.
Asimismo, se ha demostrado que Hong Kong cuenta con un sistema sanitario público de altura internacional, al mismo nivel de ciudades como Londres o Nueva York, y el mejor de Asia junto con Japón y Singapur. No se puede decir lo mismo del resto de las ciudades chinas. El feliz axioma 'un país, dos sistemas' con el que se pretende definir el engranaje de Hong Kong en la República Popular no explica cabalmente o en todas las ocasiones una compleja realidad.
La Región Administrativa Especial de Hong Kong (Hong Kong SAR) es de hecho y de derecho distinta. No sólo ofrece un sistema jurídico, fiscal y mercantil diferente, sino que aporta los servicios, especialmente financieros, de los que carece el resto de China. En definitiva, Hong Kong es ese país moderno que permite que podamos vivir y convivir, trabajar y hacer empresa y no aventura, mientras nuestros hijos van seguros al colegio, como ya lo están haciendo hoy.
Por eso Hong Kong continúa jugando un papel importante como plataforma de negocios en China, y en especial junto con la provincia contigua de Guandong, la fábrica del mundo. Muchos empresarios españoles llevan años obteniendo ventajas desde ambos lados de la frontera, a modo de secreto que no se comparte, pero la totalidad del empresariado español debería tener más fácil acceso a una realidad tan palmaria.
La información y el riesgo. Quienes hemos vivido en Hong Kong la ansiedad de sus horas más negras, hemos presenciado con estupefacción cómo los medios de comunicación internacionales presentaban una imagen exagerada y dantesca, la mayor parte de segunda mano, basada en agencias, provocando el pánico en todo el mundo mientras en Hong Kong manteníamos la compostura.
Como publicaba hace unos días el doctor Baltimore, premio Nobel de Medicina, reclamando una actitud equilibrada hacia la neumonía atípica: 'La distorsionadora magnificación de los medios de comunicación modernos trae, a su vez, nuevos riesgos'. Pero no debemos echar la culpa al mensajero, en sus manos está también la panacea del control de la epidemia y de hecho ya se percibe en ellos un giro de timón responsable.
El peligro del miedo se encierra sobre todo en el receptor de la noticia. Por ello, los hombres y mujeres de empresa pedimos a la sociedad una respuesta racional y lógica sobre la neumonía asiática. Los meros hechos, per se, trasladarán la tranquilidad y devolverán la confianza. En último término, la valoración del riesgo es algo personal. La Cámara de Comercio de España y la práctica totalidad de las empresas españolas basadas en Hong Kong han seguido trabajando con normalidad y sin interrupción.