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Lealtad, 1

La máquina de hacer billetes, a pleno gas

Cárpatos, el estratega, advierte a sus clientes en los últimos días de lo peligroso, letal para muchos, que puede resultar la seducción de los telepredicadores que insisten en que la inversión en Bolsa es la mejor a largo plazo. Destaca el caso de la japonesa, que se encuentra en los niveles más bajos de hace 20 años. Un periodo que numerosos participantes en el mercado no alcanzarán.

Viene al caso la referencia porque en Japón caen los yenes del cielo. El Gobierno nipón decidió ayer por sorpresa ampliar la masa monetaria, inyectar liquidez al sistema que dicen los técnicos, para evitar la cuarta recesión en 11 años. En ocasiones anteriores regalar dinero a los japoneses no ha servido para nada. Quizá ahora suceda lo mismo, dicen los expertos, porque lo que necesita la economía japonesa son cambios estructurales que ningún político se atreve a poner en marcha.

Pero no sólo en Japón está a pleno rendimiento la máquina de hacer billetes. Greenspan maneja desde hace tiempo muy bien estos artilugios. Hay quien considera que el nuevo derrumbe del dólar, muy pronunciado en las primera horas de ayer, obedece a esa inundación de moneda por todo el mundo. Los dólares, además de ser fácilmente falsificables, se extienden de norte a sur y de a este a oeste por el planeta.

Las Bolsas no entran ahora, sin embargo, en las consideraciones de la penuria del dólar, entre otras cosas porque la Administración Bush no ha mostrado una actitud categórica de apoyo a la divisa, sino más bien lo contrario. Los especialistas bursátiles se muestran preocupados por las consecuencias de poner en marcha la máquina de hacer billetes.

El corto plazo puede ser saludable, incluso bien valorado por los mercados. Otra cosa es el medio y largo plazo. La experiencia histórica demuestra que quien siembra vientos recoge tempestades, que no están los tiempos para ir creando burbujas.

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