La inflación en la zona de la moneda común se desacelera
Las tensiones en los precios están tomándose un respiro al calor del menor crecimiento económico en el Viejo Continente. La inflación de la zona euro se situó en el 2,1% en abril según la estimación preliminar, hecha pública ayer por la oficina estadística comunitaria (Eurostat).
De confirmarse esta cifra, el aumento de los precios de consumo (IPC) se habría desacelerado en la zona tres décimas respecto a marzo (2,4%).
Para elaborar las 'estimaciones rápidas' de este indicador, Eurostat utiliza las informaciones preliminares sobre los precios difundidos por los Estados miembros que cuentan con datos disponibles, así como las informaciones sobre el precio de la energía.
En el comportamiento bajista de la inflación ha influido, por un lado, la atonía de las principales economías comunitarias (Francia y Alemania rozan el estancamiento), y por otro lado, la reducción de las cotizaciones internacionales de los productos energéticos.
España, hacia el 3,5%
Precisamente este último argumento sirvió ayer al secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, para asegurar que España reducirá su inflación en lo que resta de año. Desde el Ministerio de Economía se considera que hay expectativas 'favorables' para los próximos meses. De Guindos cree, incluso, que el IPC español se habría situado por debajo del 3,5% en abril (el dato oficial no se conocerá hasta el 14 de mayo), presionado por el abaratamiento de los carburantes (gasolinas y gasóleos).
Pero el problema se encuentra en la alta volatilidad del precio del petróleo, con continuos altibajos en la cotización, y en las tensiones inflacionistas de otros sectores, como los alimentos y los servicios.
La conjunción de todas estas variables ha provocado que España mantenga un diferencial de precios con respecto a la media comunitaria superior al punto, lo que mina la competitividad de los productos españoles y amenaza el empleo y la producción a medio plazo.