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Los banqueros iraquíes temen por sus vidas

Samir Al-Abi, gerente de supervisión de Southern Region Iraquí Central Bank (el banco central iraquí de la región sur), tiembla en el asiento trasero de una Ford Excursion. Afuera se escuchan disparos de una AK-47 que salen de uno de los 88 bancos que ha administrado desde 1995.

'¡Vamos, vamos!', grita Abi, mientras abraza a dos de sus hijos. 'Si me ven, me matarán', dice. 'Así es ahora mi vida'. El conductor gira bruscamente frente al Rasheed Bank, en la calle Revolución, de Basora. Un grupo de mujeres, todas con un velo negro en la cabeza, tropieza entre los escombros en su intento de participar en el saqueo del banco Rafidain. 'Que Dios permita que nadie me vea', ruega Abi. 'Nos matarán a todos', dice una y otra vez. 'Su dinero ha desaparecido y piensan que yo me lo llevé'.

Banqueros del sur de Irak se enfrentan en los últimos días al peligro de las balas. Sus despachos y sus bancos han sido saqueados.

Al pasar frente a la sede destruida de la sucursal sur del Banco Central, el automóvil se detiene y Abi levanta la cabeza para ver a la muchedumbre. 'Son todos Ali Babás', dice. El artillero montado en uno de los tanques británicos apunta su arma hacia el automóvil, mira el vehículo por un momento y luego apunta hacia unos 200 saqueadores que entran y salen de la oficina de Abi.

El Ford pasa lentamente entre la muchedumbre. Algunos golpean las ventanas, otros lanzan piedras. Piden agua, dinero, alimentos, medicinas. El vehículo logra salir del alboroto y pasa cerca del Museo de Historia Natural, del que salen llamas provocadas por la quema de una ballena disecada. Abi y sus hijos salen del coche y se paran en un charco sucio en el que flota el cadáver de un perro.

Ejecutivos bancarios y petroleros al sur de Irak dicen que se requiere construir hospitales en 21 ciudades del país y 25.000 escuelas para unos 4,2 millones de niños. 'Escuché en la radio que el Gobierno estadounidense espera que pronto empecemos a producir 2,6 millones de barriles de petróleo diarios', comenta el ingeniero jefe de Iraqui Drilling, el señor Mohammad Ahmed Batoosh. '¿De dónde sacan estas cifras?', se pregunta. '¿Con qué dinero?, ¿quién hará el trabajo?, ¿quién nos dará el dinero para pagarles?'.

Empresarios iraquíes consultados, que prefieren permanecer en el anonimato, dicen que el país necesita construir, al menos, 10 plantas eléctricas para restaurar el servicio eléctrico para 25 millones de personas. Nicole Amoroso, de la organización Save the Children, es rotunda: 'Tengo cuatro millones de personas en Basora que necesitan agua. No pueden beber petróleo'.

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