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Perspectivas

La neumonía asiática y la guerra en Irak frenan el aumento del comercio mundial

El director general de la OMC, el tailandés Supachai Panitchpakdi, hizo ayer su enésimo llamamiento para que los acuerdos de liberalización alcanzados en Doha (Qatar) en noviembre de 2001 no terminen en agua de borrajas: 'Los Gobiernos deben dar una señal de que están preparados para afrontar el problema de la creciente inestabilidad política y debilidad económica mundial. Una contribución muy importante a ese esfuerzo sería acelerar el trabajo en las negociaciones sobre la agenda de Doha'.

El último fracaso de la OMC se produjo el 31 de marzo, cuando los 146 países de la organización superaron la fecha límite fijada en Doha para lograr un acuerdo de liberalización agrícola.

El fiasco de marzo es el último de una serie de hechos que apuntan a una tendencia contraria a la flexibilización de las barreras comerciales, cuyo catalizador puede ser el conflicto de Irak. Así lo advierte la OMC en su informe. 'El efecto de la intervención militar es el de poner a prueba el sistema de instituciones y acuerdos internacionales que hasta ahora ha sido la base del gobierno global', explica el documento. 'La erosión de la confianza en las instituciones globales amenaza con potenciar la creación de bloques por afinidades ideológicas y de políticas proteccionistas'.

La amenaza del SRAS

La posibilidad de que el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) continúe extendiéndose es otra gran amenaza a corto plazo. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hablan de 4.500 afectados y 251 muertos en todo el mundo, a causa del virus.

'Resulta muy difícil establecer con precisión los efectos que tendrá en la economía', reconoció ayer en rueda de prensa el director de la división económica de la OMC, Patrick Low. El economista explicó que este tipo de incertidumbres 'modera el comportamiento de los consumidores, cambia las expectativas y genera actitudes conservadoras en áreas como los viajes, que tienen un efecto influyente en la actividad económica', informa Efe. La organización admitió que tendrá que rebajar sus previsiones de comercio si la neumonía se extiende.

El virus, originario de China, ha golpeado en una región clave. El volumen de intercambios comerciales creció en 2002 un 2,5%, 'liderado por EE UU y las grandes economías asiáticas', según la OMC. Un dato positivo, tras la contracción del 1% de 2001. Las exportaciones e importaciones de mercancías crecieron el año pasado en China un 20%. El gigante asiático superó en 2002 a Reino Unido y se convirtió en el quinto país del mundo en volumen de intercambios comerciales.

El comercio de mercancías en las economías más desarrolladas de Asia creció un 12,5% y los países del sureste, especializados en exportaciones de alta tecnología, empezaron a ver la luz tras casi un lustro de crisis. 'Las exportaciones de esta región crecieron un 6% y constituyeron un elemento fundamental en la recuperación de 2002', explica la OMC. Pero estas mejoras no fueron suficientes para compensar las graves pérdidas de 2001.

Las cifras de EE UU en 2002 arrojan resultados mixtos. 'Las importaciones crecieron un 3%, impulsadas por el creciente gasto de los consumidores y la política fiscal expansiva. Pero las exportaciones cayeron cerca de un 4% (...), reflejando la reducción de la demanda en algunos socios clave, como Europa Occidental y Japón'.

Calvario en Latinoamérica

'América Latina vio en 2002 uno de sus peores años con las crisis de Argentina y Venezuela y las dificultades en Brasil, motivadas por las elecciones presidenciales', destaca el informe. La OMC destaca que las importaciones de mercancías descendieron en 2002 un 5%, aunque las exportaciones de este sector aumentaron un 2%.

Las diferencias no son sólo regionales, también son temporales. 'La recuperación más rápida se dio entre el último trimestre de 2001 y el tercero de 2002. Desde el último trimestre de 2002 se observa un notable pinchazo en el crecimiento del comercio en EE UU y Europa', advierte la OMC. La amenaza terrorista, la debilidad económica, las malas perspectivas laborales persisten y socavan la confianza de consumidores y empresarios. Con estos factores sobre la mesa, la OMC reconoce que las perspectivas para el comercio no pueden ser optimistas.

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