EE UU niega que tengan validez los contratos petroleros de Rusia con Irak
La ausencia de un marco legal que de cobertura a la reconstrucción iraquí amenaza con agravar los enfrentamientos en el seno de la comunidad internacional que ya desató el inicio de la guerra contra el país árabe.
El asesor del Pentágono, Richard Perle, uno de los principales arquitectos de la ofensiva de EE UU para derrocar a Sadam Husein, descartó ayer que Moscú vaya a poder mantener la vigencia de los contratos que sus empresas, principalmente las petroleras, firmaron en el pasado con Irak, lo que supone un duro golpe para los intereses rusos en la región.
En una entrevista con el diario ruso Kommersant, Perle señaló que lo más probable es que esos acuerdos con el régimen de Sadam se desvanezcan como el humo, ya que Moscú 'colocó todas sus apuestas en los perdedores' y 'esa posición supondrá, sin duda alguna, un duro golpe para los intereses rusos'.
'Hay una gran probabilidad de que todos los acuerdos previos firmados con Rusia sean declarados nulos e invalidados', dijo el alto cargo estadounidense. 'Por supuesto, corresponde al nuevo Gobierno iraquí decidir, pero me sorprendería si Rusia recibiera el mismo nivel de apoyo del nuevo Ejecutivo que el que tuvo bajo el régimen de Sadam'.
Las petroleras rusas han sido las principales beneficiarias de los contratos realizados por el depuesto Gobierno iraquí bajo el programa Petróleo por Alimentos.
Pero mientras Perle apuesta por invalidar esos contratos, el secretario del Tesoro de EE UU, John Snow, ha lanzado una iniciativa para lograr la condonación de la deuda iraquí, o al menos el alivio de buena parte de la misma, que según algunas fuentes puede ascender a 400.000 millones de dólares. Para ello, necesitaría la colaboración de los acreedores internacionales, entre los que figura en lugar destacado Rusia.
Deuda de la era soviética
La deuda iraquí con Rusia procede, en su mayoría, de la era soviética, y los expertos calculan que alcanza unos 8.000 millones de dólares, similar a la de Francia. Sin embargo, las autoridades galas sólo reconocen una deuda oficial de 1.700 millones de dólares, más los intereses derivados de la misma, lo que sitúa la deuda en unos 2.400 millones de dólares. Alemania, por su parte, reconoce una deuda aproximada de 4.300 millones.
El presidente ruso, Vladimir Putin, mostró su disposición inicial a apoyar esta iniciativa, pero ahora Rusia exige, al igual que Francia y Alemania, que previamente haya un acuerdo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), como establecen los procedimientos del Club de París, que agrupa a los acreedores institucionales internacionales.
El próximo jueves hay una reunión informal del Club de París para empezar a discutir la situación iraquí, pero estos tres países reclaman un interlocutor legítimo por parte iraquí para poder iniciar las conversaciones. 'Está claro que un Gobierno legítimo debe estar en el poder primero para contactar con el Club de París. Pero no antes', aseguró la semana pasada el canciller alemán, Gerhard Schröder.
Para que exista ese respaldo de las organizaciones financieras multilaterales debe haber un reconocimiento previo de Naciones Unidas a la legitimidad de las nuevas autoridades, cuando se nombren, y la confirmación por parte de los inspectores de que Irak está libre de armas de destrucción masiva, requisito decisivo para el levantamiento de las sanciones económicas contra el país.
En definitiva, que los países que expresaron su rechazo a la guerra y que entonces exigían el aval de la ONU para la acción bélica contra Irak vuelven a remitir a EE UU a ese foro como ámbito de discusión de la posguerra. Su temor es que, de lo contrario, serán sólo las empresas estadounidenses las que participen en la reconstrucción y que EE UU será quien dirigirá todo el proceso.
EE UU alega que puesto que ha sido la sangre de sus soldados la que se ha derramado en Irak, al margen de la de los propios iraquíes, y el presupuesto estadounidense el que ha financiado la guerra, tiene todo el derecho a liderar la posguerra.
De hecho, la Administración estadounidense ha otorgado ya cinco contratos para la reconstrucción de Irak. El último de ellos, concedido a la empresa Bechtel por importe de 680 millones de dólares, para la reconstrucción de un puerto, cinco aeropuertos, líneas eléctricas, construcción de carreteras, y servicios de salud, agua, educación y de Gobierno.
La compañía inició ayer el proceso de subcontratación de bienes y servicios para llevar a cabo estas obras a través de su página web.