La SEC acaba con la autorregulación de las auditoras
Un día después de que se diera a conocer que William McDonough, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, sería nombrado presidente del nuevo organismo de vigilancia de auditores dependiente de la SEC (regulador de los mercados), este organismo ha dicho que regulará las nuevas normas estandarizadas para la industria de la auditoría. Con esta medida, se pretenden establecer unas líneas de actuación de los auditores a la hora de presentar los comunicados financieros.
El Consejo de Estandarización Financiera (FASB, en sus siglas en inglés) seguirá regulando los que se apliquen a las compañías, mientras que el nuevo consejo tendrá como misión establecer los aplicables para la calidad del trabajo de los auditores, su ética y su independencia de las empresas a las que auditen. Adicionalmente este consejo de la SEC tendrá atribuciones disciplinarias.
En esencia, este órgano de supervisión se hace con el poder de control sobre los estándares que hasta ahora tenía la propia industria. Los auditores se han autorregulado en los últimos 60 años antes de que el escándalo Enron pusiera a prueba este sistema que ha resultado ser fallido y al que otros casos de irregularidades contables ha dado la puntilla.
A pesar de que las firmas contables hayan hecho presión hasta casi el final, este consejo ha decidido ponerse en marcha para compilar estos estándares, por lo que el Instituto Americano de Certificación de Contabilidad Pública, que hasta ahora había hecho este trabajo, ha tenido que emitir una nota por la que se comprometen a 'trabajar con el nuevo consejo'. Para el consejo de vigilancia, esta decisión 'significa una radical vuelta de tuerca', según palabras de Charles Niemeier, el presidente de este grupo de la SEC hasta que McDonough tome posesión de su cargo. Niemeier evitó pintar un cuadro demasiado oscuro sobre la actual situación. 'No es que los estándares estén rotos, sino que tienen que ser mejorados'.
Asesores
Este consejo se verá apoyado por un grupo de asesores entre los que se encuentran, con la misma representación, auditores profesionales, representantes de servicios financieros y expertos en el llamado buen gobierno de las empresas. De momento y hasta que se aprueben estas directivas, seguirán en aplicación las vigentes normas que se aplicarán a las empresas sobre las que la SEC tiene jurisdicción.
El consejo ha aprobado también la imposición de una tasa a las empresas cotizadas que dependerá del tamaño de cada una para financiar las operaciones. Una parte de este dinero se destinará al salario de los consejeros, que asciende a 452.000 dólares anuales para sus miembros y 556.000 dólares para su presidente, el recién nombrado McDonough, uno de los posibles candidatos a sustituir a Alan Greenspan al frente de la Reserva Fedreral. Hasta que se recauden estas tasas, es dinero público el que se destinará al consejo, lo que ya ha levantado controversias.