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El rápido desembarco en las constructoras

El interés de las cajas por estar en el capital de empresas clave ha adquirido una relevancia especial en las constructoras, un sector en el que se han producido sonadas desinversiones del SCH y BBVA, y muy recientes tomas de participación por parte de las cajas.

El banco presidido por Emilio Botín sorprendió al mercado en mayo con la venta del 24,5% de Vallehermoso a Sacyr por 568 millones de euros. Al poco tiempo dio una sorpresa aún mayor con la venta a ACS del 23,5% de Dragados, por 200 millones, una participación de la que hasta entonces se vanagloriaba. Con estas desinversiones trataba de hacer caja para recomponer sus recursos y afrontar posibles compras en el sector bancario europeo. Su competidor, BBVA, vendió también el 23,9% de Metrovacesa a Bami. Las desinversiones en las constructoras dejó claro que los dos grupos apostaban por una nueva política para centrarse en el negocio bancario básico y olvidar algunas participaciones industriales. En todo caso, se trataba de primar la rentabilidad y el retorno al accionista sobre la vocación de control e influencia en empresas estratégicas.

Entre tanto, las cajas continúan su desembarco en las constructoras. El ansia de control del sector llevó a La Caixa a proponer incluso una fusión de Metrovacesa y Colonial, de la que es primer accionista, para desbancar a Vallehermoso y crear la primera inmobiliaria española, con tamaño suficiente para codearse con otras empresas en Europa.

Así, cuatro entidades (Unicaja, Caixa Nova y las cajas de Murcia y Ávila) compraron en 2002 el 8,5% de Sacyr. El Monte anunció en marzo la compra de un 3% de Metrovacesa, con el objetivo de crear una cartera de inversión en el sector inmobiliario. Caixa Catalunya adquirió por 93 millones en abril el 20% de Riofisa, donde tiene dos consejeros. Caja España se incorporó hace dos años al capital de Fadesa.

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