Schröder convoca un congreso en busca de apoyo a su polémico plan de reformas
El canciller Gerhard Schröder ha cedido a la presión de las bases socialdemócratas que le reclamaban la convocatoria de un congreso para debatir su plan de reformas sociales. æpermil;ste prevé, entre otras cosas, recortar los subsidios al desempleo y reducir los gastos de la sanidad pública para animar a los desempleados a reincorporarse al mercado laboral y abaratar los costes sociales del empleo. La cúpula del Partido Socialdemócrata (SPD) ha acordado que el congreso extraordinario se celebre el 1 de junio en Berlín, dos semanas antes del que organizarán Los Verdes, el socio menor de la coalición, en Cottbus.
El canciller intentará hacerse con el apoyo de los delegados a la denominada Agenda 2010, que sus detractores creen tendrá un impacto sin igual en los sectores más débiles de la sociedad alemana que responsabiliza al gobierno roji-verde de la mala situación económica y del alto nivel de paro que se sitúa en 4,6 millones y elevó la tasa en marzo al 10,5% de la población activa. Mientras, planea la posibilidad de que Berlín exceda nuevamente el nivel de endeudamiento permitido por Bruselas. Aliado tradicional del Gobierno, el sindicato metalúrgico IG Metall avanzó hace una semana que algunas de las medidas que planea Berlín "no tendrán resultados y empeorarán las condiciones de los trabajadores".
Cuando, al presentar su plan ante el Parlamento, a mediados de ese mes, el canciller habló de que el estado de bienestar sólo podía sobrevivir si se modernizaba, se dirigió más a los recelosos de entre sus filas que a la oposición cristianodemócrata. En las últimas semanas, se le reprocha ferozmente que convierta al partido en el verdugo de la justicia social. Un inamovible Schröder se ha limitado a reafirmarse en el calendario previsto para el plan, es decir, que parte de las reformas serán sometidas al voto parlamentario antes de la pausa estival.