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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Consenso para el nuevo Irak

Como era lógico, Irak y su reconstrucción han dominado las reuniones del G7 y del Banco Mundial celebradas el pasado fin de semana en Washington. Los problemas que centraron las anteriores cumbres, como la crisis argentina, la situación de Brasil, los mercados emergentes, la reestructuración de la deuda o el nuevo comercio mundial han desaparecido como prioridades. Mientras caen uno tras otro todos los símbolos del régimen de Sadam Husein, en la capital de EE UU se ha tratado de recuperar un multilateralismo que está en la UVI desde que la Administración Bush decidiera emprender la invasión de Irak .

Si en cuestiones de alta política y alta diplomacia las diferencias entre los miembros de la ONU pueden ser difíciles de limar y el debate gira en torno al papel 'central' o 'vital' que pueda jugar esta institución, en cuestiones económicas parece que la situación es distinta. Los encargados de las finanzas de los países más ricos del mundo han urgido, sin matices, a que se apruebe una nueva resolución que ayude a dar los primeros pasos para poner en marcha una ayuda económica al devastado país asiático.

El secretario del Tesoro estadounidense, John Snow, llegó a estas reuniones con la firme idea de compartir con sus socios en el selecto club del G7 la cuenta final de la campaña y la ya envenenada tarea de la reconstrucción tras la decisión, aún no definitiva, de la Cámara de Representantes de vetar a empresas francesas, rusas, sirias y alemanas. Además, Snow ha promovido entre el club de socios del G7 (Japón, Reino Unido, Italia, Alemania, Francia, Alemania Canadá y EE UU) la condonación, al menos parcial, de la deuda iraquí. Pero el realismo, personificado en el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, quien aseguró que no podía ni mandar una misión a Irak sin romper el embargo impuesto por la ONU y molestar a algunos de sus accionistas, puso las cosas más claras. Wolfensohn le vino a decir a Snow que la institución que preside, así como el FMI, funciona con el consenso de múltiples voluntades y bajo ese principio operan.

En EE UU se ha querido poner el énfasis en el hecho de que se ha hablado de la deuda iraquí, un triunfo para la diplomacia americana, pero lo más que ha conseguido Snow es regresar de nuevo al camino trazado ya por los organismos multilaterales al aludirse al foro de negociación de deuda externa que es el Club de París.

Aunque en el comunicado final del G7 sólo se aluda a Irak en el último y uno de los mas pequeños párrafos, lo sustantivo es que este grupo ha entrado de lleno en el debate de la vuelta al multilateralismo. Los que consideran que la ONU está acabada, tesis predominante en la Administración Bush, se han topado con instituciones como el FMI y el Banco Mundial. Es imprescindible que esta iniciativa salga adelante y que se retorne a la toma de decisiones por consenso en los grandes organismos mundiales.

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