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Guerra en Irak

Las grandes potencias intentan una solución conjunta para reconstruir Irak

Dos horas de negociaciones fueron necesarias para que el G7 incluyera un último párrafo en su declaración tras la reunión de este fin de semana. Pese a la larga discusión, se aprobó por unanimidad que los países más ricos del mundo, EE UU, Reino Unido, Japón, Canadá, Francia, Alemania e Italia, reconocieran 'la necesidad de un esfuerzo multilateral para ayudar a Irak. Apoyamos una nueva resolución del Consejo de Seguridad'. Francia y Alemania se han opuesto a que las instituciones financieras se involucren en la reconstrucción de Irak sin una nueva resolución de la ONU.

Para el G7 y el comité financiero del FMI, reunido horas después, tanto este organismo como el Banco Mundial deben cumplir 'con su papel normal en la reconstrucción y desarrollo de Irak'. La pelota vuelve a estar en el tejado de Naciones Unidas después de que los socios más alejados, John Snow, secretario del Tesoro de EE UU, y Francis Mer, ministro de finanzas francés, acordaran que 'la comunidad internacional debe participar' en la tarea. El dedo en la llaga lo puso el presidente del Banco Mundial, James Wolfenshon, cuando explicó sus problemas para trabajar por falta de un Gobierno legítimo, las sanciones no levantadas a Irak y la previsible división en el consejo de sus socios, los mismos que la ONU.

El ministro británico Gordon Brown explicaba tras la reunión del FMI que este 'papel normal' es similar al hecho en Afganistán y que se concreta en la creación de una 'fuerza de trabajo' que estructure tareas de futuro. Brown señaló que es 'prematuro' mandar una misión de estudio y apuntó que la nueva resolución debe abordar el fin del embargo entre otras cosas.

Snow, que abogaba porque los esfuerzos de reconstrucción de las instituciones de Breton Woods comenzaran bajo la reconstrucción liderada por EE UU y se declaró 'sorprendido' por Wolfensohn, se refirió al acuerdo. Pero, para evitar una aparente cesión de su Gobierno recordó la declaración de Belfast de Tony Blair y George Bush en la que se aseguraba un papel a la ONU, sin especificar contenido.

Tampoco Snow pudo cantar victoria en cuanto a sus pretensiones de que se perdonara parte de una deuda sin cuantificar. 'Perdonar la deuda es prematuro, pero está en manos de los acreedores', dijo el director del FMI, Horst Koehler. Koehler y Brown recordaron que esta cuestión se ha dirigido al foro del Club de París y Mer se refirió al principio de continuidad de los Estados como respuesta a Snow.

La aprobación de estos puntos hizo casi fácil la resolución del resto de la agenda tanto del G7 como del FMI.

Los países del G7 esperan que se afiance el crecimiento económico a finales de año y reconocen que han disminuido las incertidumbres. Estos países se han comprometido en la búsqueda e implementación de políticas que apoyen y sostengan el crecimiento.

Tanto el G7 como después el Comité financiero del FMI han expresado su interés en desarrollar la agenda de Doha para la liberalización del comercio mundial, criticada por el poco avance en agricultura por el comité de desarrollo del Banco Mundial, y renovaron su compromiso para prevenir los mecanismos de prevención de crisis y medidas de resolución de éstas, como las cláusulas de acción colectiva que México ha incluido ya en la emisión de deuda.

Autocrítica de los países desarrollados

El secretario del Tesoro de EE UU, John Snow declaró que en la reunión del G7 se ha admitido que el crecimiento económico no es lo suficientemente fuerte en los países industrializados. Ante sus colegas y gobernadores de bancos centrales defendió el plan fiscal del presidente Bush de recorte de impuestos para animar el 'crecimiento a largo plazo'.A preguntas de los periodistas Snow dijo que se habían planteado dudas por parte de otros países por la evolución del déficit de los Estados. 'Europa y Japón también tienen problemas. Europa necesita reformas estructurales para animar el crecimiento', afirmó.Y Europa asumió en público sus problemas. 'El crecimiento en la zona euro ha resultado ser más débil de lo previsto', señaló el ministro de economía griego Nikos Christoudoulakis. 'La economía empezará a recuperarse en la segunda mitad del año, pero el crecimiento no llegara a su máximo potencial antes de 2004', agregó.Pero también hubo posturas inamovibles. 'No hay necesidad ni de cambiar el Pacto de Estabilidad ni de introducir nuevos objetivos o reglas'. El presidente del BCE, Wim Duisenberg, no quiso adelantar nada con respecto a los tipos de interés y se limito a decir que el BCE considera que la actual política monetaria 'es consistente con la preservación de la estabilidad de precios en el medio plazo'. Duisenberg admitió que en Europa se crece poco porque hay un problema de implementación de políticas, además de registrarse una importante crisis de confianza. El presidente del BCE reiteró que no hay objetivo de inflación, respondiendo al economista jefe del FMI, Kenneth Rogoff, quien pidió que el banco se fijara situarlo entre el 2% y el 2,5%.En una entrevista publicada ayer en Alemania, Duisenberg se mostró partidario de ahondar en el cumplimiento de los presupuestos de los países europeos en lugar de nuevos recortes de tipos de interés.

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