Después de los bombardeos
La guerra parece estar dando sus últimos coletazos. Comienza el momento de la reconstrucción y de preguntarse, como inversor, qué va a suceder a partir de ahora en los mercados. La respuesta no es fácil, pero son muchos los gestores que afirman que ha llegado la hora de volver a fijarse en la calidad de los datos económicos y obviar de una vez por todas la volatilidad que ha reinado en los mercados últimamente, según se desarrollaba el conflicto. 'El rebote de los mercados de valores es de carácter técnico, en la medida en que no está apoyado por indicadores fundamentales macroeconómicos o microeconómicos', apunta un informe de BNP Paribas Asset Management.
La gestora francesa ha elaborado un texto escasamente optimista donde viene a subrayar la idea de que la situación económica es muy delicada al margen del conflicto. 'La recuperación económica de los mercados de valores nos parece poco probable. La anticipación y luego el desencadenamiento de la guerra sólo han acelerado el debilitamiento de la economía pero no lo han causado'. La gestora británica Schroders comparte esta idea. 'Es importante reconocer que la guerra y la incertidumbre geopolítica no son la causa única de la fragilidad actual de la economía mundial. Desde nuestro punto de vista han exacerbado la situación más que ser la causa de la misma'. Según la gestora, una resolución favorable de la guerra y una caída sostenida de los precios del petróleo podrían relanzar la economía. 'Pero existen razones para que una situación como esta provoque sólo una recuperación temporal'.
Hay, sin embargo, opiniones para todos los gustos. Los analistas de Morgan Stanley son bastante más optimistas, sobre todo en lo que se refiere a los mercados europeos. 'Después del rally alcista de las Bolsas provocado por la guerra entre marzo y mediados de abril, seguimos opinando que el segundo trimestre será el mejor del año para los mercados europeos', asegura Richard Davidson, del banco de inversión. Este experto considera que las valoraciones son atractivas, pero que además existe una serie de factores que pueden servir de motor para futuras alzas de los mercados. 'No esperamos que las Bolsas mantengan una trayectoria alcista suave -al contrario, esperamos una figura de sierra, a medida que los inversores recojan beneficios tras cada subida-, pero sí esperamos que el momento sea ampliamente positivo'.
El final de la guerra en Irak es uno de los factores -quizá el más importante- que podría impulsar alzas futuras en los mercados. Davidson opina que tres cuartas partes del rally ya habrán tenido lugar antes de que finalice el conflicto, pero considera que la llegada de la paz ayudará a mejorar la confianza empresarial, aumentará el gasto y reducirá el precio del petróleo, lo cual debería ayudar a la economía. Asimismo, la caída del precio del crudo y un sentimiento económico más benigno deberían permitir al dólar recuperar parte de su fortaleza frente al euro. Otro factor a tener en cuenta es el del mercado de bonos, cuyos precios se han situado en máximos en los últimos meses, a medida que los inversores entraban en este mercado en busca de refugio. En caso de una mejoría del entorno económico, el capital invertido en bonos podría entrar de nuevo en las Bolsas.
Paralelamente, la confianza del consumidor, en mínimos, indica el comienzo de una recuperación, según los datos históricos de los últimos 30 años.
Hasta aquí los factores que podrían impulsar los mercados. Pero existen otros que podrían limitar la subida. 'La recuperación económica y las perspectivas de recuperación de los beneficios siguen siendo frágiles debido a frenos coyunturales derivados de la persistencia de desequilibrios estructurales generados por la burbuja de finales de los noventa', explican en BNP Paribas Asset Management. Entre estos desequilibrios destacan los déficit presupuestario y por cuenta corriente en EE UU, el nivel de endeudamiento de las familias y empresas o la depreciación del dólar. 'Sin embargo, la valoración globalmente atractiva de los mercados de valores limita notablemente su potencial bajista', matizan los gestores.
¿Qué hacer ante una situación como la que presentan los analistas? La opción más acertada, como dicen una y otra vez los gestores, es la de diversificar las carteras. Pero dentro de las mismas, parece que tiene mejor perspectiva la renta variable estadounidense que la europea. 'La principal apuesta que hemos conservado en nuestras carteras es una sobreponderación de acciones norteamericanas: el riesgo de revisiones a la baja de las estimaciones de beneficios parece más limitado y los indicadores fundamentales parecen más sólidos que en Europa', apuntan en BNP Paribas. En lo que se refiere a la renta fija, el consenso parece preferir lo contrario, es decir, mejor deuda europea que estadounidense, precisamente porque el riesgo de recesión en Europa es mayor, así como el margen y la posibilidad de un nuevo recorte de los tipos de interés oficiales, actualmente en el 2,5%. Aspectos, ambos, que favorecen los mercados de bonos frente a los de renta variable.