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Se abre el grifo del petróleo

El regreso al mercado del crudo iraquí y la prevista caída del crudo debe animar la ansiada recuperación económica en Occidente. Para las petroleras, muy alcistas en Bolsa en lo que va de año, el riesgo es un desplome de precios.

Decidida la guerra en Irak, que no terminada, la atención del mundo gira de nuevo hacia el oro negro. El regreso al mercado del crudo de los pozos iraquíes y la evolución próxima de los precios condicionará el vigor de la esperada recuperación de las economías occidentales. Un petróleo por debajo de 20 dólares, como el que prevén algunos expertos, sería un balón de oxígeno para las decaídas economías europeas y americanas. El interés de la industria petrolera se mueve a la inversa: Repsol y Cepsa han aprovechado las subidas de precios previas a la guerra para mejorar sus resultados y su valoración bursátil. Pero las buenas perspectivas que mantenían los analistas para las dos compañías se ensombrecen ante el riesgo de un desplome del petróleo como el ocurrido en 1991, cuando tras la liberación de Kuwait el precio descendió en picado hasta los 18 dólares. Las petroleras españolas aclaran que, más que altos o bajos, les convienen precios estables que no desbaraten sus previsiones ni amenacen el crecimiento de la economía.

'En estos momentos el riesgo del petróleo es más de derrumbe que de escalada', opina un experto del mercado. Los operadores apostaron en semanas pasadas por una guerra más complicada para EE UU de lo que revlan los últimos acontecimientos. Por ello se ha iniciado esta semana la corrección. En los seis meses anteriores a la invasión de Irak el crudo Brent con entrega a un mes fue elevando su precio desde los 23 hasta en noviembre a los 33 dólares en marzo. Los expertos admiten que se sobrevaloró no sólo la resistencia iraquí sino también el riesgo de interrupciones en el suministro procedente de la región. Según avanzaron las tropas de EE UU y Reino Unido, se disiparon los temores y el precio volvió rápidamente al entorno de los 25 dólares, desde el que ha seguido tendiendo a la baja. Ayer el crudo Brent, que se negocia en Londres, valía 24 dólares.

De consolidarse, ese descenso de diez dólares desde los máximos puede añadir 0,3 puntos al crecimiento económico mundial, según Citigroup. Para el Servicio de Estudios de Caja Madrid, sólo una solución estable para Irak y un petróleo por debajo de los 20 dólares 'apoyarían una reactivación de la actividad, reduciendo los costes empresariales y animando la confianza y el consumo'.

Cada dólar que sube el crudo hace ganar 141 millones a Repsol y 14 millones a Cepsa

Sin el componente bélico, el crudo nunca habría alcanzado niveles tal caros antes del inicio del ataque aliado, porque la producción se considera más que suficiente para atender la demanda. A finales de marzo la producción de la OPEP estaba en torno a 27,5 millones de barriles al día, un 87% de su capacidad máxima y el nivel más alto en 18 meses. Según el ministro argelino del Petróleo, Chakib Khelil, la sobrecapacidad es ahora de dos millones de barriles diarios. La producción mundial de crudo, incluidos productores ajenos a la OPEP, está en la cifra récord de 80,3 millones de barriles diarios, según la Agencia Internacional de la Energía.

En espera de que la OPEP estudie el próximo día 24 un recorte de producción, los expertos empiezan a descontar un panorama en el que Irak, libre de sanciones internacionales, reanude la producción y la saque al mayor ritmo posible al mercado internacional, dada la apremiante necesidad de lograr fondos para financiar la reconstrucción. Los intereses de Irak -sea este país administrado por las potencias ocupantes o por un gobierno local afín a los aliados- pueden alejarse decisivamente de lo que trate de acordar el cartel de países productores.

Temor al colapso

'La OPEP se ha asustado ante la posibilidad de que haya un colapso (de precios) al finalizar la guerra', declara Pablo Cuadrado, experto en petróleo de Banif, quien da crédito a un eventual acuerdo para recortar la producción. Otros expertos subrayan la falta de cohesión en la organización. 'La situación económica de muchos países productores puede limitar su disposición a reducir la producción de forma rápida', opina José Luis Martínez Campuzano, de Citigroup.

Un informe de Espirito Santo señala, como factores que ya presionan a la baja el precio del crudo, el fin del invierno en el hemisferio norte, la debilidad de la economía global y la normalización de la producción en Venezuela y Nigeria, países afectados por conflictos políticos y sociales en meses anteriores. Todos estos elementos, según el banco portugués, pueden llevar al barril por debajo de los 20 dólares. Esto a pesar de que los inventarios en Europa y Norteamérica están muy bajos, según los expertos. La propia guerra y la neumonía asiática han terminado de deprimir la demanda, ya que, por ejemplo, se ha reducido el número de vuelos diarios que programan las aerolíneas.

Los analistas trabajan hoy en una horquilla entre los 18 dólares por barril en el supuesto más optimista (desde el punto de vista de la economía occidental) y los 24 en el más pesimista. Los primeros van siendo más según llegan datos del desmoronamiento del régimen iraquí.

Lo que es más conveniente para las economías occidentales, un crudo barato, no lo es para la industria petrolera, tampoco la española. Repsol y Cepsa se han beneficiado de las subidas anteriores y encaraban el año con perspectivas positivas que empiezan a ponerse en duda. En Repsol se calcula que cada dólar que sube el crudo Brent aporta 141 millones de euros al resultado operativo. Para Cepsa el impacto es menor, dado que su actividad de producción tiene menor peso. Fuentes de la compañía cifran en 14 millones de euros el beneficio neto por cada dólar que se encarece el crudo. A la inversa, la caída del crudo recorta rentabilidad.

Las compañías insisten, no obstante, en que no están interesadas en escaladas de los precios, sino en precios estables y razonables. Repsol hizo sus previsiones anuales contando con un barril a 22 dólares. Cepsa calcula en sus planes estratégicos un precio de 20 dólares. Las dos petroleras coinciden en que se sentirían a gusto en torno a los 24 dólares. 'A partir de 28 dólares el precio es malo porque genera distorsiones, crea tensiones políticas y con los consumidores, y además puede afectar a la economía y, por tanto, a la demanda', dicen fuentes del sector. 'Es mejor tener el crudo a 24 dólares de forma continuada que oscilando entre 22 y 28', añaden.

Según se encarecía el petróleo en vísperas del ataque aliado a Irak, Repsol y Cepsa subían en Bolsa. El título de Repsol cerró ayer a 14,02 euros, cerca de sus máximos anuales de 14,20 logrados el pasado 26 de marzo. La acción de Cepsa terminó la semana a 19,73 euros, tampoco lejos de los 19,98 que fue su máximo histórico el pasado día 7. La revaloración acumulada en el año es del 11,27% en el caso de Repsol y del 13,46% para Cepsa.

Estos porcentajes de crecimiento anual son sorprendentes si se tiene en cuenta que el índice europeo del sector de la energía pierde un 8,5% en el año. Cepsa y Repsol son las petroleras de mejor evolución bursátil este año en el Viejo Continente, en contraste con las pérdidas que suman BP, Total Fina Elf, ENI, Shell y Royal Dutch.

Los analistas tratan de explicar esta evolución opuesta en el mayor peso del refino en los resultados de Cepsa y, en menor medida, de Repsol. Estas compañías habrían sido premiadas por la mejora de márgenes registrada en esta actividad. En el caso de Cepsa, el refino y la distribución (incluida venta al pública) suman un 60% de los resultados operativos. Para Repsol ese porcentaje es menor, un 26%, pero mayor que el de otras compañías europeas. 'Los precios de las grandes petroleras del continente descuentan un escenario demasiado pesimista y se debe corregir', opinan en Safei.

Santiago Molina, de Ibersecurities, señala que la curva de las petroleras en Bolsa ya no discurre junto a la del precio del crudo, como ocurría en años anteriores. 'Ahora más bien están relacionadas con el dólar'. A las petroleras les interesa un dólar fuerte porque facturan su producción en la divisa estadounidense. Por lo tanto, la debilidad del dólar habría anulado los beneficios del crudo caro de semanas anteriores.

Para Repsol y Cepsa existen además previsiones de notable incremento de los beneficios en el primer trimestre de este año. En el primer trimestre podrá anotarse un precio medio del crudo en torno a 31 dólares, muy por encima del consenso del mercado para media anual, que es de 24. Además la petrolera hispano-argentina que preside Alfonso Cortina sufrió en los dos últimos ejercicios un duro castigo de los mercados por su exposición a la crisis del país suramericano. El impacto de la devaluación del peso argentino el primer día de enero de 2001 se repartió entre los ejercicios 2000 y 2001. Sólo por desaparecer ese efecto los resultados de 2003 deben ser mucho mejores. Desde entonces, además, la deuda neta del grupo se ha recortado a la mitad, de 16.500 a 7.500 millones de euros, en gran medida por la venta del 23% de Gas Natural. Esta operación permitió evitar una rebaja de la calificación de riesgo crediticio, que habría tenido graves consecuencias.

En opinión de Pablo Cuadrado, de Banif, con el título de Repsol a 13 euros el mercado valora prácticamente en cero todo el negocio argentino de Repsol YPF, cuando tiene allí casi la mitad de sus activos. Además, la depreciación del peso ha permitido a la compañía reducir drásticamente costes de producción al otro lado del Atlántico.

Cepsa es menos productora que Repsol, ya que sólo obtiene un 6% de sus ingresos de esa actividad. Pero ese esquema tradicional va a dar un vuelco. Los pozos que explota la compañía en Ourhoud (Argelia) han empezado a entrar en funcionamiento este trimestre hasta acercarse a los 50.000 barriles al día, un nivel que quintuplica la producción actual de Cepsa. En opinión de Cuadrado, en los máximos logrados por el título en Bolsa han influido estas perspectivas de aumento de los resultados, y no las especulaciones sobre movimientos corporativos. El Santander Central Hispano ha desmentido los rumores que apuntaban a que podría poner en venta el 20% que controla en el capital de la petrolera.

Sobre estas perspectivas positivas vuelve a gravitar la incertidumbre. Varias casas de análisis revisan sus recomendaciones del sector y ayer Williams de Broe recortó las suyas para Repsol, Shell y Totalfina Elf. Vuelven a pintar bastos.

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