Alcorcón-Barajas, 37 minutos, 1,1 euros
El sur de Madrid tiene desde ayer su propio metro, cuando a las 17 horas quedó oficialmente abierto a los usuarios la nueva línea 12 del suburbano, más conocida como Metrosur. Mucho han dado que hablar sus 40,7 kilómetros de recorrido, distribuidos en 28 estaciones, que además conectan con la capital a través de la ampliación que se ha acometido en la línea 10.
Sin embargo, y pese a las críticas que en su día recibió el proyecto, el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón no podía ocultar ayer su satisfacción, ya que serán los ciudadanos quienes mejor comprueben las ventajas de esta obra faraónica. Ayer sólo se apuntaron algunos ejemplos, como poder ir de Alcorcón a Barajas en apenas 37 minutos y por 1,1 euros. Los datos técnicos que definen esta infraestructura son de auténtico vértigo. De un lado está el coste del proyecto, 1.010 millones de euros la obra, y el resto, hasta los 2.600 millones que suma el presupuesto total, lo constituye la compra del material móvil, la construcción de las cocheras y la ampliación de la línea 10.
De otro lado, merece la pena destacar los tiempos utilizados en la culminación de los trabajos, apenas 30 meses, gracias a la tecnología empleada y la acción de las ya famosas tuneladoras. Todo ello la ha configurado como la obra de infraestructura civil de mayor envergadura que se ha construido en Europa en los últimos años. Además, con la incorporación de este nuevo anillo a la red de Metro de Madrid, éste se convierte en el quinto del mundo por longitud, con un total de 232 kilómetros.
La totalidad del dinero con el que se ha financiado esta infraestructura procede de las arcas públicas, es decir, del bolsillo de todos los contribuyentes de la región, tal y como ayer recordó oportunamente Ruiz-Gallardón, al decir: 'los madrileños conseguimos lo que nos proponemos'.
El presidente regional mantuvo un semblante risueño toda la mañana, aunque en su tono se le notaba triste, ya que el de ayer fue seguramente su último acto público institucional como máximo responsable del Gobierno de Madrid y éste además se vio ensombrecido por algunos gritos al comienzo del recorrido reclamando la dimisión por su apoyo al conflicto bélico en Irak o los insultos que podían percibirse procedentes del exterior de ciudadanos recordando el no a la guerra.
Aun así, consciente de lo que podía pasar en la inauguración, el primer gesto ya lo realizó a primera hora de la mañana. Mientras los periodistas esperábamos en la Puerta del Sol el autobús que debía conducirnos hasta la estación de Colonia Jardín, el presidente regional salió de la sede de su Gobierno como una exhalación y decidió acudir al evento en metro, exponiéndose a ser increpado por quienes le reconocieran. Lo que sí evitó con su gesto fue que los medios fuéramos testigos de los insultos o de los halagos.
Al final de la mañana y una vez hubo escuchado los discursos de los cinco alcaldes por cuyas localidades atraviesa Metrosur, en su alocución no se olvidó de nadie. Tuvo palabras de agradecimiento para su mano derecha y auténtico valedor del proyecto: el responsable de Obras Públicas de la región, Luis Eduardo Cortés; para los ingenieros que sortearon toda clase de imprevistos durante los trabajos, y para los 14.000 obreros que han hecho posible el nuevo cinturón.
Incluso hizo una mención especial para el colectivo de trabajadores inmigrantes que han participado en las obras. Y como no podía ser de otra manera, se deshizo en elogios con los cinco alcaldes, de los que sólo el regidor de Alcorcón es del PP, a quienes calificó de leales colaboradores, y a los que agradeció 'haber llegado a veces más lejos de lo que la prudencia política habría aconsejado'.
También dedicó un sentido recuerdo a los profesionales de la comunicación por la reciente pérdida de dos compañeros en la guerra de Irak.
Y es que como él mismo reconoció, había decidido cambiar su discurso original, repleto de datos técnicos, por otro más directo en el que recordó que las cinco poblaciones por las que discurre desde ayer el Metrosur 'nacieron infradotadas, pero ahora, gracias a los últimos avances del pasado y a esta conexión con la red de Metro de la capital, constituyen el tercer espacio urbano más importante de España, sólo por detrás de Madrid y Barcelona'.
Aunque concluyó insistiendo en que Metrosur no era resultado de ningún truco de magia, sino del esfuerzo y el trabajo incansable de miles de personas, lo cierto es que Gallardón se sintió ayer un poco Harry Potter. Esperanza Aguirre, que también asistió al acto, lo hizo dispuesta a tomar el testigo y con una risa malévola advirtió: 'el norte también existe'.