El portavoz auténtico es el S&P 500
El debate de moda en los últimos días es el poder de la información en la guerra de la mano de una desinformación comprobada y auge, como siempre, de la propaganda. Alguien ha escrito que el conflicto actual es el mejor contado aunque no exista contabilidad de los muertos de uno u otro bando, si bien el de los buenos, como en las películas del viejo Oeste, arroje un saldo menor.
Los estrategas militares, sabiendo que la primera víctima de toda guerra es la verdad, no prestan atención a los medios de comunicación. Los bolsistas, tampoco. El único portavoz, con toda la carga nacionalista que conlleva el fenómeno, es el futuro del S&P 500.
Tal es así, dicen los observadores bursátiles, que no se sabe bien si las noticias procedentes del frente han sido las que han impulsado este indicador y éste al resto de los principales indicadores del mundo o, si por el contrario, las noticias se han buscado, incluso manipulado, a tenor de los movimientos del principal índice de Wall Street. Y es que medios de comunicación e índices van a la contra, generalmente con la ventaja a favor de los índices bursátiles.
El discurso esconde, para los mejores analistas, una carga de profundidad muy importante si se estudia con atención el comportamiento de esta variable. Comenzó a subir una semana antes del inicio de la invasión, ni un día más ni un día menos. Ha titubeado en dos ocasiones, pero rápidamente ha corregido. Desde el lunes aparecen síntomas notables de cansancio, un alto en la carrera alcista. ¿Qué puede sugerir este descanso?
Los mejor informados consideran que el futuro del S&P 500 ha dado por finalizada la guerra y que el pregón definitivo por parte del alto mando anglo-estadounidense es cuestión de días. Otra cosa es que luego sigan las incursiones durante meses, incluso años, como sucede en Afganistán o en Oriente Próximo. Llega el día después.