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Inflación

El 63% de los analistas cree que el PIB crecerá menos que en 2002

El 63% de los expertos consultados por el Consenso Económico que elabora PricewaterhouseCoopers considera que el conflicto bélico en Irak tendrá como efecto directo sobre la economía española un menor crecimiento de la actividad sobre lo acontecido en 2002 y un ligero aumento de la inflación este año, efectos que no se paliarán hasta 2004.

Un 50% de los panelistas consultados (la empresa realiza este estudio a partir de la opinión de 298 expertos y empresarios) cree que la contienda podría restar al crecimiento del producto interior bruto (PIB) entre una y seis décimas, el 12,9% de las respuestas apunta a que el avance del producto se situará por debajo del 1,75%, mientras que el 33% afirma que el conflicto apenas tendrá impacto.

Para la mayoría de los expertos, la repercusión de la guerra sobre la inflación será de entre un cuarto y medio punto. Respecto a los tipos de interés, el 43% mantiene que el efecto del conflicto será neutral, frente al 39% que augura una caída del precio del dinero para estimular el crecimiento.

A pesar de esta percepción aparentemente pesimista, el sentir general de los empresarios y expertos españoles es que el efecto global del conflicto sobre la actividad económica será limitado y la recuperación se producirá en 2004 con un despegue del crecimiento económico por encima del 2,5% y una rebaja de los precios que se situarán entre el 2,6% y el 3%.

El 60,9% de los empresarios participantes en el Consenso Económico cree que el conflicto afectará poco a la actividad de sus compañías y a la rentabilidad de las empresas. No obstante, los encuestados creen que la guerra tendrá un efecto negativo o muy negativo en sectores como el turismo, el transporte y las comunicaciones.

Otra de las conclusiones más llamativas que arroja este estudio es la percepción que tienen los analistas de las posibles consecuencias que tendrá en el futuro la falta de consenso sobre la idoneidad o no del ataque militar entre los Quince países miembros de la Unión.

El 88% de los panelistas considera que esa diferencia de posiciones traerá consecuencias en la negociación sobre la toma de decisiones en la UE; el 80% cree que afectará al pacto de estabilidad; el 72% asegura que influirá sobre la distribución de los fondos estructurales y de cohesión y el 60% cree que afectará al desarrollo de la ampliación.

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