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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Debilidades de fondo

La opinión generalizada de que tras una guerra corta en Irak vendría una recuperación económica vigorosa y un repunte sostenido de las Bolsas empieza a debilitarse. La incertidumbre previa a la guerra sin duda paralizó decisiones inversoras y retrajo el consumo privado. Pero aumentan las dudas de que un despegue de la economía global y los mercados vaya a ser inmediato. Según algunos de los expertos más influyentes, ni siquiera una victoria clara de las fuerzas lideradas por Estados Unidos garantizaría del todo ese cambio de tendencia. Porque las causas de la crisis seguirán pesando en Occidente cuando las bombas dejen de caer.

La esperanza de que la economía mundial se recupere de la atonía en que lleva instalada desde la primavera de 2000, cuando se pinchó la burbuja bursátil y se inició el declive, ha sido pospuesta varias veces en las previsiones de los analistas. El repunte ya fue anunciado para la segunda mitad del año pasado, luego para principios de 2002 y, dada la tensión internacional, se espera ahora para después del verano. Pero las cifras aún no lo avalan. Según las previsiones, la economía de EE UU crecerá por debajo del 2% este año, lo que supondría una desaceleración desde el 2,4% de 2002. La eurozona creció sólo un 0,7% el año pasado y lo hará en similar cuantía en 2003, con probable recesión en el primer trimestre. Los últimos datos de actividad, empleo y confianza siguen sin recoger la ansiada recuperación. En algún caso, como el de Alemania, más bien hay señales de alarma.

Los problemas estructurales que dificultan una recuperación económica están relacionados con los excesos de los últimos años noventa, que en el caso de EE UU han dejado al descubierto un exceso de capacidad productiva y un abultado endeudamiento de empresas y familias. Además, la mayor economía del mundo sufre un insostenible déficit en la balanza corriente y también en sus cuentas públicas tras las rebajas fiscales promovidas por George W. Bush. Europa no logra superar la debilidad de la demanda interna, muy acusada en Alemania, y la fortaleza del euro empieza a castigar a los exportadores. Las casas de Bolsa critican además el ritmo lento dado a las reformas estructurales en el Viejo Continente. También en España, donde la coincidencia de políticas muy expansivas en lo monetario y lo fiscal mantiene el crecimiento en tasas altas, pero anticipa serios desequilibrios.

Una recuperación económica requiere ante todo que se devuelva la confianza a los agentes económicos, a lo que ayudaría una guerra sin más complicaciones de las esperadas. Pero esa condición no es suficiente. La confianza está dañada por muchos otros factores, desde el aumento del desempleo a los escándalos contables, pasando por las grandes pérdidas acumuladas en Bolsa en dos años. Aunque sea significativa la evolución estos días de las Bolsas, conviene mirar el medio y largo plazo antes de lanzarse a especular con las supuestas ventajas de la intervención en Irak.

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