El precio del crudo cae un 7% en Nueva York por la presunción de una guerra corta
El crudo rebaja su precio por cuarta jornada consecutiva, después de que los máximos órganos de poder iraquíes hayan manifestado lo que todos esperaban: Sadam no se irá del país y rechaza el ultimátum de 48 horas que le impuso anoche George Bush. Parece que sólo queda, pues, aguardar el comienzo de las hostilidades y hasta Husein ha cambiado la corbata por el uniforme militar, signo inequívoco de que cuenta con la proximidad de una guerra. El espacio que antes ocupaba la incertidumbre ante difíciles gestiones diplomáticas, y desgraciadamente vanas, ha dado paso a la conciencia de que la guerra está a punto de estallar. Y a la esperanza, en los mercados, de que el conflicto se zanjará rápidamente, limitando una eventual falta de suministro de petróleo.
El barril de Brent del Mar del Norte para entrega en mayo ha cerrado en 27,20 dólares, un 2,28% menos que el lunes y su valor más bajo de los últimos tres meses. En Nueva York, el barril de crudo de referencia, light sweet crude perdió casi un 7% respecto de la sesión anterior y sitúa en los 32,55 dólares. "La incertidumbre se acabó. El mercado cree que vamos a la guerra y vamos a ganar", aseguró Peter Gignoux, de Salomon Smith Barney, a Reuters. El crudo de la OPEP cayó más de un dólar ayer, cuando cotizó por primera vez desde diciembre pasado por debajo de la "barrera psicológica" de los 30 dólares.
El crudo se ha encarecido un 34% desde mediados de noviembre, cuando las Naciones Unidas enviaron los inspectores a Irak. La tendencia alcista de los precios en todos los mercados hasta niveles desconocidos desde la Guerra del Golfo en 1991 se debió también a la parálisis de la industria petrolera venezolana durante 60 días y a un crecimiento de la demanda, mayor del esperado, debido al inusitado frío en el hemisferio norte del planeta.
Por otro lado, hoy se ha conocido que el precio de la gasolina ha alcanzado un nuevo récord en Estados Unidos, después de superar la marca establecida en 1991 tras la Guerra del Golfo. El precio medio del galón (3,78 litros) de gasolina alcanzó 1,728 dólares durante la pasada semana, 1,6 centavos más que la semana anterior y 44 más que hace un año, según datos de la Administración de Información de la Energía (EIA), un organismo oficial.
La fractura británica
La rebelión laborista contra los planes del principal apoyo de Washington, el primer ministro británico Tony Blair, suma adeptos. Primero se produjo la dimisión de una figura de gran relevancia en Londres, la del líder parlamentario Robin Cook, ayer. Esta mañana, el secretario de Estado de Sanidad británico, Lord Philip Hunt, anunciaba la suya. No tardó en seguirle su homólogo para Interior, John Denham. La Cámara de los Comunes británica se pronunciará esta noche sobre la guerra durante una votación que mostrará la magnitud de la fractura interna.
Decepción y frustración
Los últimos coletazos de la fase previa al ataque militar, para el que -según la CNN- Bush pedirá al Congreso 95.000 millones adicionales para cubrir costes, siguen reflejando enormes desencuentros. En Madrid, donde la oposición mantiene su firme oposición al apoyo por parte del presidente del Gobierno a la decisión de Bush, José María Aznar comparece en estos momentos ante el Congreso en sesión informativa sin votación posterior de resoluciones. El Gobierno español ha anunciado el envío de 900 soldados y que, aunque "las tropas no participarán en el ataque", realizarán tareas de atención médica, escolta y suministro de combustible.
La Comisión Europea ha formalizado hoy su profunda disconformidad con el camino hacia el belicismo. Ha criticado a EEUU y a sus aliados por cerrar la vía diplomática y alejarlo del carril "correcto", la ONU". Sin competencia en asuntos de política exterior, el Ejecutivo comunitario no escatima, no obstante, palabras de decepción por la división que separa a sus quince miembros. "Sentimiento de frustración" es la fórmula que ha empleado el alto representante de la Unión para la Política Exterior y la Seguridad Común, Javier Solana. También el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha declarado "decepcionado" por Washington.