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Conflicto bélico

La guerra contra Irak amenaza con relegar las reformas en la cumbre europea

El Consejo Europeo podría saldarse con poco más que la petición in extremis al presidente del BCE, Wim Duisenberg, para que prolongue su estancia al frente de la institución, más allá del próximo 9 de julio. Su sucesor designado, Jean-Claude Tritchet, sigue sub iúdice, y Francia no ha presentado aún otra candidatura alternativa (se habla del antiguo vicepresidente del BCE, Christian Noyer, o del actual presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, Jean Lemierre).

En estas condiciones, Unice, la patronal europea, teme que 'la actual crisis sirva de coartada para que los políticos pospongan una vez más las reformas necesarias', según indicó ayer su presidente, George Jacobs, quien advirtió que el conflicto bélico 'no es la principal causa del estancamiento de la zona euro'. La patronal ya ni siquiera aspira a medidas concretas por parte de los dirigentes, pero les urge a que en esta próxima reunión 'relancen la agenda que pactaron en Lisboa hace dos años'.

La UE, a instancias del presidente del Gobierno, José María Aznar, y del primer ministro británico, Tony Blair, se impuso entonces el reto de convertirse en la 'economía más competitiva del mundo en 2010'. Los Quince pactaron para ello una agenda de reformas cuajada de promesas de liberalización, flexibilización laboral, inversión en I+D y mejoras en los sistemas educativos. El proceso se encuentra en punto muerto, según gran parte de los analistas, y la atmósfera que rodea a la cumbre de esta semana no parece la más propicia para dar aliento a la modernización económica.

Las posiciones enfrentadas de los líderes europeos sobre la ofensiva de EE UU contra Irak ha provocado en la Unión una de las divisiones más profundas de su historia, según ha señalado el veterano político francés Valéry Giscard d'Estaing, que también preside los trabajos de la Convención Europea. Giscard reconoció que el conflicto iraquí retrasará los trabajos para presentar un borrador de constitución europea.

Imposible sin Francia

La anterior cumbre económica de la UE (en Barcelona, en marzo de 2002) ya demostró que es casi imposible avanzar en este proceso sin el concurso del presidente de la República francesa, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, entonces inmersos en sendos procesos electorales en sus países. El acuerdo sobre la liberalización total de los mercados energéticos se le escapó a la presidencia española por la falta de apoyo francés. Este año, las heridas abiertas por la crisis de Irak amenazan la posibilidad de cerrar algún tipo de acuerdo ambicioso.

Y los ministros de Economía, que se reúnen el día 19 para preparar la cumbre, están más preocupados por la ralentización económica de la zona euro que por una agenda de reformas a largo plazo.

La tarea pendiente para flexibilizar la estructura económica de la zona euro es aún considerable, según ha recordado la Comisión Europea. 'La crisis de Irak no debe afectar a la agenda de Lisboa', señala un alto funcionario comunitario. 'En todo caso, nuestros objetivos son más pertinentes y necesarios que nunca, porque aspiran a reformar el sistema de pensiones, el sistema educativo, los mercados laborales...'.

Desde la Unice se alerta contra la tentación de contrarrestar la crisis con políticas presupuestarias demasiado laxas. 'Las políticas fiscales que contribuyan a la recuperación serán las que ayuden a llevar a cabo las reformas estructurales más importantes. Unice también recuerda que 'la política monetaria puede ayudar, pero no resolverá los problemas'. Comisión y patronal coinciden en que las causas del estancamiento de la zona euro son mucho más profundas y duraderas que las relacionadas con la coyuntura actual.

'La crisis no puede atribuirse a factores externos', advierte un alto funcionario de la Comisión. 'La mayoría de los problemas económicos de la UE son internos', señala Unice, 'y exigen una respuesta inmediata por parte de los Estados'.

El crudo iraquí desaparece del mercado

La primera de las consecuencias de la decisión de la ONU de abandonar Irak es la paralización del Programa Petróleo por Alimentos, a través del cual Bagdad exportaba petróleo y obtenía recursos para comprar productos autorizados por el embargo de Naciones Unidas.Los datos disponibles reflejan que desde que comenzó el programa, en 1997, Irak ha exportado 3.400 millones de barriles, 1,86 millones de barriles diarios, por los que ha ingresado 64.000 millones de dólares (60.320 millones de euros), informa Fernando Martínez desde Madrid. En la primera semana de marzo, las exportaciones fueron de 1,4 millones de barriles diarios y los ingresos ascendieron a 287 millones de dólares (270 millones de euros).Paradójicamente, EE UU es el principal cliente de Irak. De noviembre a enero, las exportaciones a EE UU se duplicaron y llegaron a superar el millón de barriles diarios.La cotización del petróleo cayó ayer en picado, al desaparecer la incertidumbre sobre si habría guerra o no. El barril de brent perdió un 2,4% y cayó hasta los 29,4 dólares, la primera vez que baja de los 30 dólares desde el 27 de enero.

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