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MANUEL LAGARES

'España necesitará otra reforma del IRPF dentro de cuatro años'

El presidente de la comisión de expertos encargada por el Gobierno para el diseño de las dos últimas reformas del IRPF conversa con Cinco Días sobre la evolución de la fiscalidad y las prioridades para los próximos años. Manuel Lagares analiza la neutralidad en el ahorro y apuesta por una nueva rebaja de tipos y de tramos.

Pregunta. ¿Cómo valora la reforma del IRPF que entró en vigor en enero?

Respuesta. Hemos hecho lo necesario para que no hubiera perdedores y sí muchos ganadores.

P. ¿Está ultimado el impuesto?

R. Los tributos son instituciones vivas, que cambian con el tiempo como lo hacen las ideas de los economistas y la sociedad. Hay que desmitificar el proceso de reformas tributarias. Debe ser periódico, que vaya ajustando los impuestos a cada momento. No creo que esta reforma haya sido la última.

Pero los cambios se deben producir dentro de una estructura fija. La del IRPF se introdujo en 1978 y básicamente permanece hasta hoy. Ahora se busca más la eficiencia del tributo y su contribución al crecimiento de la economía que la equidad en la distribución de la carga, como ocurría en los años sesenta.

P. ¿Cuándo sería necesario un nuevo retoque?

R. España necesitará otra nueva reforma del IRPF dentro de unos cuatro años. Se trataría de adaptarla a las novedades que van surgiendo. Por ejemplo, cambios en las tarifas o mayores reducciones por personas a cargo.

P. ¿Está satisfecho del trato a la vivienda?

R. Sí, pero hay que fomentar mucho más el alquiler. Cuando un español tiene algo ahorrado en lo primero que piensa es en cómo invertirlo en vivienda. No piensa en acciones, fondos de inversión o en planes de pensiones. Eso supone una distorsión importante en un país con una amplia gama de activos.

P. ¿Desde la demanda o desde la oferta?

R. Fomentar el alquiler desde la oferta. Demanda hay toda la que se quiera. Lo que hay que conseguir es que aumente el número de viviendas en alquiler, que no haya de pisos sin habitar. La Ley del IRPF no lo puede hacer todo. El primer problema que tenemos es una legislación sobre alquileres excesivamente restrictiva y un mercado muy residual. El propietario tiene miedo a alquilar su vivienda, porque los procedimientos judiciales en caso de impago son complejos y lentos. Por otro lado, hay que incentivar a las sociedades de inversión inmobiliaria para que entren en el negocio del alquiler.

P. Se ha mejorado el acceso de los trabajadores a planes de opciones sobre opciones (stock options).

R. La solución me parece razonable, pero tampoco se puede ir mas allá para no permitir abusos. Si estos ingresos se desfiscalizan totalmente, abriríamos una vía para que altos ejecutivos dejaran de tributar por ello, lo cual no es razonable.

P. ¿Y los tipos de gravamen?

R. La tendencia es a reducirlos. Los muy elevados afectan a los incentivos para trabajar y asumir riesgos, que son los motores del crecimiento. Todos los países están siguiendo la tendencia de reducir los tipos máximos. En España tenemos que ir a un marginal máximo del 40%, con menos tramos que los actuales y más incentivos al alquiler. Pero reducir el tipo implica redistribuir la carga y eso no se puede hacer sin que pase algo de tiempo para que no se pierda excesiva recaudación. Los tipos de abajo, en la medida en que se pueda, también deben reducirse.

P. ¿El tramo único que propugna el PSOE tiene sentido?

R. Hay que ir reduciendo el número de tramos. El cálculo para aplicar políticas económicas se facilita. Pero pasar de una sola vez a muy pocos tramos implica problemas de redistribución. La comisión analizó la alternativa de un solo tramo con tipo único. Debería estar sobre el 28%. En ese caso saldrían perdiendo los contribuyentes a los que ahora se les aplica tipos inferiores al 28%. Si se pretende que no haya ningún perdedor, se debería rebajar mucho el gravamen, casi al marginal mínimo, con la pérdida de recaudación que implica. Por eso, la rebaja de tramos hay que hacerla progresivamente. Con un tipo único, sólo se puede jugar con los mínimos de exención para mantener la progresividad.

P. No se ha incentivado el rescate de un plan de pensión.

R. Propusimos que no hubiera tanta diferencia entre recuperar el plan de pensiones de una vez, en forma de capital, o periódicamente, que el pago periódico tuviera una cierta compensación. El Gobierno no lo consideró oportuno. Esta reforma está pendiente. Con todo, hemos logrado que se amplíe la aportación máxima anual a un plan de pensión, una buena noticia para el ahorro.

P. ¿Por qué no se ha descontado la inflación de la tarifa del impuesto?

R. La inflación la tenemos que soportar todos. Si empezamos a deflactar la tarifa, la inflación no la paramos, la realimentamos. Creo que las tarifas hay que ajustarlas por otros motivos. Porque se ha elevado las necesidades mínimas de la población.

P. ¿Qué se puede hacer para reducir la doble imposición sobre el ahorro?

R. Hay dos alternativas. La primera es transformar el IRPF en un impuesto sobre el gasto personal (gravar sólo la renta gastada y eximir la ahorrada), algo que me agrada. La segunda es eximir los rendimientos del capital ahorrado.

Algunos países como Suecia, Noruega o Finlandia se han planteado romper la base del IRPF en dos partes, es el llamado impuesto dual. Una comprende todos los rendimientos del trabajo y la parte de rentas mixtas que son imputables al trabajo, que son gravados con una tarifa progresiva. Todo lo demás, son rendimientos de capital, gravados a tipo fijo, equivalente al del impuesto de sociedades (30% o 35%), en menor medida que las rentas del trabajo.

Austria ha hecho algo distinto. Tiene un tipo único, en el en torno del 25%. Holanda, en cambio, estima los rendimientos del capital (un 4% del valor patrimonial de los bienes que posea una persona) y les aplica un tipo fijo con un mínimo de gravamen (exención de unos 18.000 euros anuales).

P. ¿La propuesta de Bush en EE UU de eximir los dividendos en el IRPF tendrá éxito en Europa?

R. No lo sé. Hay dos caminos. Que los dividendos no tributen en el IRPF, como pretende Bush, o eximir parcialmente el impuesto de sociedades dentro del IRPF, que es lo que hay en España.

La comisión que yo presidí analizó hace un año qué hacer con los dividendos. Cualquier propuesta estudiada tenía muchos perdedores y ganadores. Nos sorprendimos al comprobar que hay una gran cantidad de contribuyentes con salarios bajos que perciben dividendos. Ha avanzado mucho el capitalismo popular. Al plantear una reforma, esto se debe tener en cuenta también.

Vamos hacia la exención total del ahorro

El profesor Lagares reconoce los cambios operados en los últimos años. 'En los sesenta, las economías eran cerradas. No había libertad de movimientos de capitales ni de personas. Hoy estamos en otro mundo. Los ahorros van donde hay mayor rentabilidad, menor riesgo y mejor fiscalidad. Cada país intenta atraerlos, ofreciendo condiciones preferentes. En esa carrera, hay quien dice que vamos hacia un gravamen cero sobre los rendimientos del capital y a la exención total del ahorro. A mi eso no me gustaría, pero estoy viendo síntomas en este sentido', comenta.'Contra esto difícilmente podemos luchar. Si un país cierra la frontera al capital, se excluye de la comunidad internacional y su economía está abocada al fracaso. Si permite los movimientos de capital, el país vecino le puede robar los clientes', afirma. Y la movilidad de los factores no es igual para todo el mundo. 'Un dentista no se va a ir a otro país porque le suban el IRPF, siempre que la subida no sea muy alta, porque tiene a sus clientes localizados. Soportará esa mayor presión fiscal. Pero si sube la tasa que grava los rendimientos de capital, pondrá sus ahorros en una cuenta de Luxemburgo, con sólo levantar el teléfono. Se reirá de la subida del IRPF de España. Las posibilidades de movimiento de cada factor son las que van a determinar finalmente la carga que soporte. Esto inevitablemente implica que el trabajo, que tiene menos movilidad, va a ser gravado más que el capital en todos los países. No es que los Gobiernos quieran gravar menos al capital, es que no pueden gravarlo más porque deben tener en cuenta el exterior', señala.Lagares es partidario de una mayor neutralidad del ahorro, pero recalca que no hay que elevarla a los altares. 'La neutralidad es un valor necesario en un mercado de libre concurrencia, pero no si éste es imperfecto y pretendemos incentivar figuras como los planes de pensiones', dice.No obstante, reconoce el valor de propuestas de colegas suyos como el profesor González-Páramo, partidario de crear una cuenta única para el ahorro previsión en la que tendría cabida una multitud de productos, remunerados a un tipo fijo.

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