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Gobernadores

Caruana, nuevo presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea

El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, ha sido nombrado presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea por los gobernadores de los bancos centrales y los responsables de supervisión de los países miembros del G-10 (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos, Suiza, Reino Unido, Suecia, Canadá, Estados Unidos y Japón).

Jaime Caruana se convierte con este nombramiento en el primer gobernador de un país que no pertenece al G-10 que ocupa la presidencia en este comité, aunque ya asistía a las reuniones del grupo. Ahora, como presidente de este comité, irá también a las reuniones del G-7 (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Canadá). Además, es la primera ocasión en la que tanto el G-10 como los banqueros centrales participan en la elección.

Caruana sustituirá en el cargo a William J. McDonough, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, que ha anunciado su retiro para el 1 de julio.

El gobernador del Banco de España tendrá que culminar durante su mandato el proceso conocido como Basilea II, de reforma del acuerdo de capital de 1988, que constituye el elemento regulatorio básico en materia de supervisión prudencial.

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea fue creado en 1975 por los gobernadores de los banco centrales de los países que entonces integraban el llamado G-10. Más adelante se sumaron a este comité por expresa invitación de sus componentes los bancos centrales de Luxemburgo y España. El Banco de España se incorporó como miembro de pleno derecho a partir de febrero de 2001.

En sus reuniones regulares, que se celebran cuatro veces al año, participan también los supervisores bancarios nacionales de aquellos países en los que esa función no recae en el banco central respectivo.

El Comité de Basilea no posee una autoridad supranacional formal en materia de supervisión y, en consecuencia, sus conclusiones no tienen carácter legalmente vinculante.

No obstante, las directrices generales y recomendaciones que formula son implementadas a escala nacional por las respectivas autoridades supervisoras. De esta manera, el comité favorece la aplicación de estándares comunes sin necesidad de recurrir a una armonización detallada de las técnicas de supervisión de cada país.

El comité informa regularmente a los gobernadores del G-10, sobre la marcha de sus trabajos. Estos persiguen un doble objetivo básico: que ninguna entidad extranjera escape a la supervisión prudencial y que ésta sea la adecuada.

Además, el comité intenta promover las mejoras prácticas de supervisión más allá de los países que participan en él. De ahí que, en estrecha colaboración con muchas autoridades de supervisión de países no miembros del G-10, desarrollara en 1997 un cuerpo de 'principios básicos de supervisión', adoptados en la práctica por países de los cinco continentes.

No obstante, el resultado más conocido de los trabajos realizados por el Comité de Basilea es el Acuerdo de Capital de 1988, por el que se regula la solvencia bancaria.

Este acuerdo introdujo por primera vez un sistema de cálculo del capital necesario para cubrir, básicamente, el riesgo de crédito, estableciendo una ratio mínima del 8%. Este sistema ha sido aplicado por prácticamente todos los países que cuentan con bancos activos internacionalmente.

Desde mediados de 1998 el comité ha trabajado intensamente en la reforma del acuerdo de capital, con la que se pretende aproximar en mayor medida los requerimientos de capital al riesgo que asumen las entidades, así como estimular las buenas prácticas de gestión de riesgos.

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