La cara y la cruz del crecimiento de La Caixa
La Caixa inició el año pasado una política de crecimiento agresivo cuyo primer capítulo lo protagonizó Acesa y el último lo quiere firmar Gas Natural.
La concesionaria de Autopistas presentó una opa sobre el capital de Iberpistas, con la oposición del consejo de administración de esta última compañía. Pero, como mínimo, contó con la unanimidad del máximo órgano de gobierno de la oferente. Acesa neutralizó la contraopa de Aurea, mejorando su oferta un 5%, hasta los 13,65 euros por acción. Una vez finalizada la oferta, Acesa consiguió el 98,4% del capital de Iberpistas.
Sin embargo, más importante que la integración de Iberpistas fue el posterior acuerdo de fusión con la propia Aurea, tras cinco meses de negociaciones. La unión de ambas empresas se plasmará el próximo 8 de abril en sendas juntas de accionistas y supondrá la creación de Abertis, el primer operador del sector en España y el tercero en Europa. Esta operación, que ya cuenta con el visto bueno del Servicio de Defensa de la Competencia, sólo es un punto y aparte, porque la compañía que preside Isidre Fainé ha anunciado oficialmente su interés por presentar una oferta en la futura privatización de Ena. Para este proyecto cuenta con el apoyo de Brisa, la sociedad portuguesa con la que ha intercambiado participaciones accionariales.
El contrapunto a esta táctica agresiva de crecimiento le ha correspondido a Inmobiliaria Colonial. Desde enero de 2002, Colonial realizó dos intentos para crecer mediante la compra o fusión de las compañías Bami y Metrovacesa. La oposición del presidente de Bami y primer accionista de Metrovacesa, Joaquín Rivero, a los planes de Colonial ha frustrado los dos intentos.
Estas operaciones se incluyen en un intento de La Caixa por hacer crecer el volumen de sus principales participadas.