La mala situación del sector petrolero de EE UU presiona a todo el mercado
La debilidad estadounidense es patente en la cotización del crudo de referencia, el West Texas Intermediate (WTI), que cotiza a 37,4 dólares, un 56,5% más caro que hace un año. El carácter global y especulativo del mercado del petróleo ha hecho que la crisis de EE UU se sienta en todo el sector. De hecho, el barril de brent, el indicador europeo, supera los 32 dólares y se sitúa en precios máximos en dos años.
Estos incrementos tienen menos que ver con el posible conflicto en Irak que con la mala situación doméstica. El Departamento de Energía del Gobierno estadounidense señala que la producción local se ha reducido un 23% desde 1985, de un promedio de 10,6 millones de barriles diarios a 8,2 millones de barriles en 2002. Paralelamente, las importaciones han crecido y han pasado de representar el 30% del consumo en 1985 hasta el 58% en la actualidad. Al mismo tiempo, los inventarios industriales no han parado de descender. El volumen de las reservas ha caído un 18% en una década y se encuentra ahora en el nivel más bajo desde 1975.
Centradas en reducir costes, la última preocupación de las empresas ha sido la de acumular reservas de petróleo. 'Es un problema que ha surgido en los últimos 10 o 15 años', explica un experto del sector. 'El dinero puesto en las empresas energéticas ha dado menos retorno que los recursos puestos en otro tipo de compañías. El dinero no ha llegado en las cantidades suficientes para atender a la demanda y en lugar de abrir más pozos y refinerías se ha optado por utilizar al máximo los ya existentes. En esa dinámica no hay margen de maniobra en caso de crisis y la repercusión es una enorme volatilidad del precio'.
Los datos del Gobierno estadounidense reflejan que los inventarios de petróleo están actualmente en 273 millones de barriles. El descenso es de más de 50 millones de barriles diarios respecto al año pasado por estas fechas y su repercusión se ha notado inmediatamente en el precio.
Sin mejora a corto plazo
Los expertos señalan que la situación permanecerá deteriorada. 'Los inventarios de gasolina y destilados descenderán en EE UU en uno o dos meses a los niveles más bajos en cinco años', señala Goldman Sachs en un informe sobre la industria petrolera.
'Hay pocos incentivos para que las empresas construyan inventarios', explica Sarah Emerson, directora de la consultora Esai. 'Las compañías están viviendo esencialmente al día, comprando lo que necesitan, pero no más'. El mercado de futuros anuncia una caída inminente del precio del petróleo. El barril de WTI para entrega abril cotiza a 37,3 dólares, pero el precio para mayo baja ya a 35,9 dólares y el de noviembre está en 29,6 dólares. Todo el petróleo que las compañías compren ahora para ponerlo en sus reservas perderá valor en unos meses.
La crisis de Venezuela ha golpeado duro a EE UU. Las importaciones de crudo fueron en diciembre de 8,16 millones de barriles diarios, 900.000 menos que en noviembre. Venezuela pasó de representar el 14% de esas importaciones al 7,8%, pese a que el impacto de la huelga petrolera no empezó a sentirse hasta mediados de mes.
Cuando George Bush asumió la presidencia del Gobierno de EE UU en enero de 2001, entre las prioridades de su agenda figuraba una nueva política energética que pasaba por aumentar la extracción en Alaska para reducir su dependencia del exterior. La tragedia del 11-S y la guerra contra el terror aplazaron los planes energéticos. Un futuro control sobre Irak, que produce el 3,5% del petróleo mundial, permitirá un panorama energético más tranquilo para EE UU.