La propuesta alemana de crear una alternativa a Moody's y S&P no cuaja
Standard & Poor's rebajó el 21 de febrero la calificación financiera de ThyssenKrupp. Hace pocos días el Ministerio de Finanzas alemán avisó que estudiaba la posibilidad de supervisar más de cerca la labor de estas firmas, al tiempo que apostaba por la creación de una agencia europea que sirviese de contrapeso a Moody's y S&P, ambas de EE UU. Las firmas de calificación tienen un gran poder sobre el mercado porque de sus notas depende que los gestores compren o no deuda empresarial o estatal.
'No suelo defender a la competencia, pero ahora tengo que hacerlo', afirma Thomas Saul, director ejecutivo de Fitch en España, 'los analistas entienden la industria local. Yo llevo 27 años en España y mi equipo está formado por españoles'. Fitch, la tercera firma mundial, es de capital francés.
Sobre la creación de una agencia europea, el mercado afirma que la competencia es positiva, pero que no tiene sentido crear una firma a medida. 'Cuantas más, mejor', señala Juan Luis García, de Safei, 'pero en este sector se tiende a un monopolio natural'. Idéntica valoración hace Luis Vidal, de Sabadell Banca Privada: 'Lo importante no es la cantidad de firmas, sino la confianza'. Hace pocos años había cinco compañías reconocidas en EE UU (S&P, Moody's, Fitch, Ibca y Duff & Phelps), pero Fitch compró a las dos últimas. 'Los intentos de crear una agencia europea venían patrocinados por un padrino un país, un grupo industrial o un político', afirma un experto comunitario.
Jean-Pierre Paelinck, secretario general de Euroshareholders, confederación europea de organizaciones de accionistas, dice que 'hay margen para una agencia europea, y sería muy útil'. Pero pide que 'se rija por criterios económicos y no por tentaciones proteccionistas'. Paelinck duda de que se pueda acusar a las agencias de EE UU de un sesgo contrario a las empresas europeas, informa Bernardo de Miguel.
El reconocimiento oficial que da EE UU a las grandes firmas es uno de los aspectos clave del debate. Desde 1975 la SEC obliga a algunos intermediarios a tener bonos empresariales que tengan calificación por de agencia reconocida. ¿Deben las tres grandes su influencia a este reconocimiento? 'Nuestro poder viene de nuestro trabajo', señala Juan de la Mota, consejero delegado de Standard & Poor's en España. 'Ibca tenía negocio en Europa y América sin estar reconocida en EE UU', recuerda Thomas Saul. Además, el poder de estas firmas radica en la credibilidad. KPN tiene una calificación de BBB, pero sus bonos cotizan más caros que los de otras empresas con notas más altas. Los escándalos contables de 2002 han cambiado el panorama. Las firmas mantuvieron altas calificaciones para Enron hasta días antes de su quiebra. Ello llevó a la SEC a analizar la transparencia e independencia de las firmas, y puede desatar cambios legales. De forma paralela, Moody's, S&P y Fitch trabajan de otra manera. 'Hasta 2001 eran muy prudentes. Ahora tratan de anticiparse', señala Luis Vidal. Además, tal y como añade Juan Luis García, 'las empresas han dejado de gestionarse en función de los accionistas para hacerlo en función de los bonistas'.
Por todo ello la influencia de los ratings es mucho más alta que antaño. Y de ahí las quejas del Gobierno alemán. Unas quejas matizadas esta semana, pues el ministro Hans Eichel afirmó que cualquier decisión se tomaría en un ámbito internacional y que su ministerio sigue la misma línea que la SEC.
¿Corre peligro la calificación de triple A?
La reacción del Gobierno alemán ante la rebaja de calificación de ThyssenKrupp ha servido de altavoz para los miembros del mercado que ponen en duda que Alemania vaya a mantener su calificación financiera de triple A, la más alta. La deuda alemana goza de la mayor nota que otorgan Fitch, Moody's y Standard & Poor's. Hace un mes Fitch reiteró su rating de AAA para Alemania. Pero reconoció su preocupación por el crecimiento y el déficit presupuestario del país. En junio volverán a visitar Alemania y, aunque nadie dice esperar una rebaja o un cambio de perspectiva, los mercados están expectantes. 'Pueden estar nerviosos por ello', señala un analista, 'las posibilidades de que les quiten el triple A son pequeñas, pero el efecto de una decisión así sería muy dañino'. Ello haría aumentar el tipo de interés al que se financia tanto el Estado alemán como las empresas. De hecho, el mercado ya tiene en cuenta la debilidad de las calificaciones alemanas. Alemania tiene la máxima calificación en Moodys, Standard & Poor's y Fitch. España tiene AAA en Moody's, pero un escalón menos en las otras dos firmas. A pesar de eso, la deuda de referencia española y alemana cotiza con la misma rentabilidad (3,87% a cierre de ayer), porque el mercado asigna a ambos bonos el mismo grado de solvencia financiera.