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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las 'telecos' preparan el alborear

Es conocida la crisis, fundamentalmente financiera, que atraviesa el sector de telecomunicaciones, derivada de la conjunción de factores que afectan negativamente al desarrollo de los grandes operadores. Su estrategia de buscar la globalización se vio favorecida por un crecimiento desmedido de los mercados bursátiles, que hacía compatible una gestión por el valor (para subir la cotización) con pago de sobreprecios por entrar en mercados (compra de otros operadores u obtención de licencias).

Este fenómeno se convirtió en un circulo vicioso, al posibilitar que cada operador pudiera ser adquirido con una opa hostil, unido al riesgo de quedarse fuera de los grandes mercados en la lucha por la globalización. Así, se estimulaba aún más la generación de valor y el crecimiento vía la compra de expectativas.

Cuando este modelo de crecimiento se vio perturbado por la detracción de importantes recursos por algunos Gobiernos, vía tasas por licencias o frecuencias, fue obligado evaluar si cada operador podría asumir sus pagos, mediante el análisis racional de su generación de recursos.

Esto originó una crisis de confianza en los inversores que se solapaba a la derivada de los riesgos que mostraban las Bolsas por la sobrevaloración general de las empresas cotizadas, contribuyendo al estallido de la burbuja bursátil.

La brutal caída del valor de esos operadores, a términos poco relacionados con sus expectativas según la economía real, muestra un volumen de deuda excesivo con relación a su capitalización (France Télécom, 812%; Deutsche Telekom, 162%; KPN, 112%; BT, 94%; Telefónica, 66%, según Schroder Salomon Smith Barney). Su alto coste, junto a una sobrevaloración en libros de las compras realizadas, un ciclo recesivo que afecta al desarrollo de los mercados, unos fuertes compromisos inversores, algunos sobre mercados futuros de rentabilidad aún dudosa, y la presión de la competencia en los grandes mercados han traído la crisis financiera al sector.

El comportamiento bursátil de estas empresas muestra los últimos meses una tendencia positiva que puede indicar su próxima salida de la crisis.

Desde julio de 2002, el Dow Jones Stoxx Telecomms se ha apreciado un 12%, mientras el DJ Stoxx 600 caía un 25%. Este comportamiento puede ser la respuesta a los esfuerzos realizados: de reducción de costes de capital, con ventas selectivas de activos (Deutsche Telekom), o racionalización de inversiones (Telefónica); de reducción de costes de operación, con salidas masivas de personal (Telekom Austria); o de captación de capitales, mediante la emisión de bonos (France Télécom), o venta parcial de filiales (British Telecom).

Con esos esfuerzos, los parámetros económicos de gestión tienden a aproximarse a valores adecuados para soportar el desarrollo. Así, los costes de capital sobre ventas tienden al 12% (ahora son del 14% en promedio), el valor de la inversión sobre ventas tiende al 14% (ahora 15,5%) y el valor de la deuda sobre el ebitda tiende al 2,3% (ahora 2,5%).

Estas tendencias, unidas a las previsiones de evolución de los mercados, es decir, de generación de recursos propios (flujo de caja libre) y de beneficios (mayores márgenes de los nuevos servicios), son las que pueden generar la necesaria confianza en los inversores para salir del pozo bursátil y de la crisis.

Según JCF Group, esas previsiones pueden aumentar el rendimiento sobre el capital empleado (Roce) del 4,5% en 2001 al 7,1% en 2003 y al 8,4% en 2004, y consecuentemente el rendimiento sobre la acción (ROE). Con el aumento previsto del flujo de caja podrán subir dividendos, lo que unido a la infravaloración bursátil pueden hacer atractivos esos valores al inversor. Esto puede explicar el mencionado comportamiento bursátil.

Para que este aparente amanecer sea realidad habrán de materializarse las anteriores previsiones y consolidarse las tendencias. Para ello, y rogando que no estalle la crisis de Irak, los grandes operadores se enfrentan a un reto contra sí mismos: cambiar sus objetivos de gestión. Necesitan resolver el conflicto entre gestionar para consolidarse en los mercados o para satisfacer las expectativas de los accionistas.

Deberán cambiar su estrategia expansiva, encaminada hacia nuevas inversiones y el crecimiento de las cuotas de mercado global, a una estrategia orientada a maximizar el flujo de caja y la rentabilidad, reduciendo los costes de capital y operativos, y a no perder cuota en sus principales mercados, operando en condiciones a veces poco favorables por las exigencias regulatorias o por su estructura de capital (los operadores semipúblicos, los más endeudados, tienen fuertes condicionantes).

Si esos operadores responden a este reto, los nuevos verán aún más difícil su supervivencia, pudiendo llegar a ser las víctimas propiciatorias de la crisis.

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