Telefónica desbanca a Banesto al registrar las pérdidas más elevadas de la historia
Telefónica ha estrenado el capítulo de pérdidas por todo lo alto. En su primera incursión de cierta relevancia en el terreno, ha dinamitado todos los registros y se ha ido directamente a los puestos de cabeza. Después de casi una década de liderazgo imbatible, Banesto ha sido destronado. Desde ayer, el dudoso honor de poseer los números rojos más elevados de la historia de la Bolsa española es de Telefónica y lo es por un holgado margen: 5.576,8 millones de euros (el equivalente a 927.901 millones de pesetas), frente a 584.620 millones de pesetas de las de entonces, que fueron las pérdidas que lució Banesto tras reformular las cuentas de 1993.
Las razones de uno y otro registro, con todo, son bien distintas. La única coincidencia es la que demuestra que sólo circunstancias muy extraordinarias pueden llevar a una empresa -por lo menos en España- a contabilizar unos pasivos tan elevados. Y es que el ejercicio de 2002 de Telefónica ha sido todo menos ordinario, tanto en el sentido contable -los resultados atípicos son de 16.217,9 millones de euros o 2,7 billones de pesetas- como en el concepto con el que la operadora ha afrontado el año.
El peor de los escenarios. Latinoamérica, su crisis económica y de tipos de cambio, fue la primera señal que dio la alarma sobre las dificultades que se avecinaban. En Europa las cosas no pintaban mejor, con un claro enfriamiento del consumo y la incertidumbre sobre las nuevas tecnologías a la cabeza. Con ese escenario, Telefónica tomó la decisión que marcaría el signo del ejercicio en el segundo trimestre. Todo el negocio de UMTS en el Viejo Continente fue saneado, aunque eso implicara reconocer que más de 6.000 millones de euros -lo que costaron las licencias de telefonía móvil de tercera generación en Alemania, Italia, Austria y Suiza- se habían tirado a la basura.
En ese momento, sin embargo, la intención de Telefónica era acelerar en la segunda mitad del año y presentar al cierre de 2002 una sustancial reducción de los números rojos. El tercer trimestre demostró lo difícil de la apuesta; el cuarto constata que la intención inicial se ha abandonado.
Limpieza récord. Puesto que compensar las pérdidas de Telefónica Móviles en un entorno macroeconómico y políticamente inestable estaba fuera de lugar, la operadora presidida por César Alierta ha aprovechado para hacer una limpieza a fondo de los muchos excesos cometidos en una carrera de crecimiento basada en adquisiciones pagadas a precios de burbuja. Móviles ha profundizado en el cuatro trimestre los saneamientos acometidos en el segundo y a ella se han unido otras muchas filiales y negocios.
Aunque nada puede compararse con la factura de 12.341,3 millones de euros brutos que aporta la filial celular a los resultados extraordinarios, Terra Lycos aporta, asimismo, su granito de arena, con 1.303,2 millones brutos. También ha habido limpieza en Admira, donde Telefónica se ha decidido a sanear su participación del 4,8% en Pearson, que le ha costado 173,4 millones. Terra Mobile, Emergia, MediaWays, las pérdidas de la autocartera -288,1 millones de euros por la caída del precio de la acción-, las minusvalías por venta de participaciones en las peores condiciones -Azul TV y ETI Austria suman 108,6 millones- y el coste de reducciones de plantilla hacen el resto y llevan el total de resultados extraordinarios negativos a 16.217,9 millones.
Buena parte de la cifra de extraordinarios se recupera por minoritarios, puesto que Telefónica no estuvo sola en su aventura europea y parte de las pérdidas corresponden a sus socios, ni tampoco posee la totalidad de Terra.
Gestión en todos los campos. En la recuperación de extraordinarios, sin embargo, no hay ninguna gestión activa por parte de la operadora, sino pura matemática. Pero, pese a lo que pueda deducirse del resultado final, la cuenta de pérdidas y ganancias de Telefónica durante 2002 demuestra la capacidad de sus financieros de gestionar y sacar partido al peor de los escenarios.
Porque a los extraordinarios se ha sumado el impacto del tipo de cambio de las divisas latinoamericanas y la debilidad de la demanda tanto en América como en Europa. La evolución de los ingresos, con una caída del 8,5%, que se agudiza hasta el 12,9% en el cuatro trimestre, da buena muestra del resultado de esa unión.
A partir de ahí, Telefónica comienza su ejercicio de gestión, primero con los gastos, luego con las coberturas de las divisas y finalizando con la generación de caja, sin dejar de pasar por los impuestos.
Escudo fiscal. Las distintas actuaciones que han llevado a cabo Telefónica a lo largo del año han generado un escudo fiscal para la compañía de 3.228,7 millones de euros, que hoy reducen sustancialmente sus pérdidas y que se irán descontando de los beneficios futuros que registre la operadora.
Y, a pesar de las pérdidas, diversas compras de empresas y el coste de reestructuraciones de personal y negocios, la operadora ha logrado sacar 7.935,2 millones de flujo de caja libre, aunque haya sido a costa de reducir a más de la mitad la inversión.
Con esta generación de caja en la mano, Telefónica se ha enfrentado a la deuda y la ha reducido 6.408,5 millones, hasta 22.533,1 millones, ayudada por las variaciones del tipo de cambio -no todos sus efectos son negativos- y de las coberturas realizadas.
Visto bueno del mercado. El veredicto del mercado ha sido casi unánime. Las cuentas no son buenas, 'pero ante el difícil entorno tanto en telecomunicaciones como en Latinoamérica la mejora que ha conseguido Telefónica en los márgenes es muy positiva', explica Miguel Jiménez, analista de Renta 4.
Lo mejor, con todo, es la posición que tiene Telefónica para seguir aumentando la generación de caja en el futuro, cuando ya no tenga gastos extraordinarios. Esta capacidad, a juicio de los analistas, llegará a compensar el poco margen de crecimiento que existe en estos momentos en los negocios tradicionales si Latinoamérica no llega en ayuda de Telefónica e inicia la recuperación.