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Reputación corporativa

Gestionar pensando en la sociedad

Asumir compromisos y cumplir obligaciones de cara a todos los grupos de interés, y hacerlo desde la empresa. Esto es la responsabilidad social corporativa Texto Alberto Andreu

En los últimos años, ningún paradigma empresarial ha dado tanto juego como la responsabilidad social corporativa. Hay tantas teorías sobre la responsabilidad social corporativa (SRC) como organismos oficiales han podido surgir para estudiarlo. Tantas maneras de concebir su gestión como empresas. Tantas versiones sobre su alcance y contenidos, tantos matices como instituciones públicas y privadas trabajando en ello.

Y esto es ya una de las muchas ventajas que presenta la RSC, el enorme abanico de opiniones y posibilidades que admite.

La esencia y los mínimos comunes se suelen repetir, principio de voluntariedad, integración en la estrategia empresarial, etc.

No existe, sin embargo, una denominación única. Se habla de responsabilidad de la empresa, de ciudadanía corporativa y otros términos. Responsabilidad social corporativa parece ser el nombre más extendido, estandarizado y universalmente aceptado. Por pura semántica.

Hablamos de responsabilidad. No de responsable versus culpable, sino de la responsabilidad del sentido común. De asumir compromisos, cumplir obligaciones y desarrollar los procesos y modelos de gestión pensando en los grupos de interés.

En la medida en que las compañías sean capaces de gestionar su negocio de forma adulta y consecuente, serán responsables. Así de simple y, también, así de complejo.

Hablamos también de social. Todos los grupos de interés forman parte de la sociedad: clientes, medios de comunicación, órganos reguladores o empleados.

Por lo tanto, el concepto social se aplica, en última instancia, a todos los procesos y sistemas de la empresa.

Hoy por hoy, además, el stakeholder monotarea, valga la expresión, es una especie extinguida. El empleado es accionista, el cliente es el defensor del medio ambiente y un inversor social puede ser a la vez proveedor de la empresa. Y todos ellos son sociedad.

Y, por último, y quizá más importante, la responsabilidad es corporativa. Porque nace en la empresa, es gestionada por la empresa y, por tanto, es tarea de todos aquellos que en ella trabajan.

El virus de la RSC debe inocularse en toda la cadena de valor. La suma de todas las acciones responsables de la compañía, desde una decisión de gestión medioambiental de los órganos de dirección hasta el uso adecuado de los recursos por parte de todos los empleados, y enfocadas al aporte de valor equilibrado para todos los grupos de interés involucrados o no, conformará lo que se ha dado en llamar responsabilidad, social y corporativa.

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