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Preguerra

EE UU y Reino Unido no logran apoyos para la segunda resolución contra Irak

Estados Unidos y Reino Unido están desplegando toda su capacidad diplomática para ganar apoyos a su borrador de segunda resolución contra Irak donde se autorice el uso de la fuerza. El éxito de sus mediaciones, hasta ahora, es escaso. Rusia no ve necesidad de una segunda resolución y Turquía sigue sin dar vía libre al uso de sus bases por EE UU. Para el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, los países que se oponen al ataque reflejan 'miedo' a asumir su responsabilidad.

Las negociaciones de estadounidenses y británicos para consensuar el texto de la segunda resolución de Naciones Unidas contra Irak se encontraron ayer con el claro rechazo de Rusia, que considera que la resolución 1.441 sobre Irak concede suficientes poderes a los inspectores internacionales de armas. China y Rusia volvieron a expresar ayer su oposición a los planes estadounidenses contra Irak.

Washington busca la aprobación de una resolución más categórica que la anterior y que incluya, aunque sea de forma implícita, la amenaza de un castigo militar al régimen de Bagdad si incumple sus compromisos de desarme y cooperación con los inspectores de armas.

Para EE UU, 'es muy importante que el Consejo de Seguridad demuestre que es una organización eficaz', señaló el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, quien advirtió que si 'fracasa a la hora de actuar, EE UU liderará una coalición (...) para desarmar a Sadam Husein'.

Fleischer también informó que Washington había presentado ayer su última oferta económica a Turquía para que este país permita el uso de sus bases, clave en un probable ataque por dos frentes contra Irak. Turquía reclama unos 32.000 millones de dólares, según la prensa estadounidense, en ayudas por parte de EE UU. La Casa Blanca no concretó ayer su oferta pero si no logra el apoyo de Turquía toda la estrategia militar contra Irak se echará por tierra.

Y eso que EE UU logró que la OTAN aprobara ayer los planes de protección a Turquía en caso de ser atacada por Irak y, para ello, tuvo que utilizar una hábil estratagema que evitara nuevas tensiones con el principal crítico a sus planes bélicos: Francia. EE UU llevó la votación de los planes al Comité de Defensa de la Alianza, donde Francia no tiene representación, en lugar del comité político, en el que París presentó el veto a la iniciativa.

Colin Powell fue ayer muy crítico con los países que apuestan por dar más tiempo a los inspectores de Naciones Unidas en Irak, ya que a su juicio, eso refleja su 'miedo' a asumir la responsabilidad de una posible guerra.

La Liga Árabe ha descartado la convocatoria de una reunión especial sobre la cuestión iraquí, como propuso el presidente egipcio, Hosni Mubarak. El dirigente egipcio se entrevistó ayer con el canciller alemán Gerhard Schröder y aseguró que el principal problema de inestabilidad en la región no era Irak sino la situación entre israelíes y palestinos. Por si acaso, Reino Unido ordenó ayer la evacuación de sus nacionales no sólo de Irak sino de Kuwait y recomendó a sus ciudadanos no viajar a Oriente Próximo.

Presiones de España

Por otra parte, la ministra de Exteriores española, Ana Palacio, dijo ayer que 'si bien no es inexorable una salida determinada, Sadam Husein tiene su última oportunidad' en la resolución 1.441 de la ONU.

Palacio, que resaltó el papel de España para lograr que EE UU continúe actuando dentro de las resoluciones del Consejo de Seguridad, apostó por una segunda resolución de este organismo, ya que 'no se puede mantener indefinidamente esta situación'. Añadió que 'la voluntad política de Irak no se puede sustituir ni por tiempo ni por medios'.

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