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Crónica de Manhattan

Manifestación en estado de alerta

El sábado por la mañana, mientras un buen número de neoyorquinos se ponía toda la ropa de abrigo que podía antes de salir, el presidente de EE UU en su tradicional mensaje radiofónico recordó que desde las instituciones se trabaja para proteger a la ciudadanía y que la población 'debe continuar su vida'. George Bush trataba de calmar a algunos ciudadanos tras la elevación el 7 de febrero del nivel de alerta a posibles atentados. 'Que no haya pánico' insisten en Washington.

El problema es que, en algunos casos, el aviso se ha ido de las manos en una país que tiene el miedo a flor de piel. La desaparición de cinta aislante y plástico en tiendas, algo que desde el nuevo departamento de Seguridad se ha recomendado tener para sellar puertas y ventanas, ha sido objeto de mofa, pero ha dado idea del miedo y el candor de un porcentaje de la población. En la castigada Nueva York hay habitantes que tienen ataques de pánico y el metro se ve con la sospecha de que pueda convertirse en una trampa. Algunas empresas han distribuido entre sus empleados equipos de emergencia, con máscaras de oxígeno. Ver a la policía y el ejército, parando trenes de cercanías o cerrando calles y perros olfateado las esquinas del Centro Rockefeller no ha ayudado a relajar la tensión de los que vieron caer las Torres Gemelas.

El mensaje del presidente hizo el efecto a medias porque Bush no retrocede y aún pidiendo calma advirtió que debe mantenerse la vigilancia ante peligros 'que son desestabilizadores'. A la alarma contribuyen las televisiones que constantemente recuerdan el estado de 'alta alerta' e informan sobre la protección ante hipotéticos ataques. De nada sirvió que el viernes se filtrara que el departamento de Seguridad considera necesario rebajar la alerta o que realmente habían exagerado en algún punto los peligros.

Pero ni todas las alarmas ni todos los miedos están consiguiendo que Bush aúne en su casa más apoyo para la guerra contra Irak. Según la encuesta del viernes de The New York Times/CBS, la aprobación general de Bush ha caído del 64% de hace un mes al 54%. La consulta indica que tres cuartas partes de los americanos cree que la guerra es inevitable y dos tercios la aprueban como opción aunque los porcentajes caen en el momento en el que se plantean fuertes bajas o una larga ocupación que perjudique la economía. El 29% está totalmente en contra y el 59% creen que hay que dar más tiempo a la ONU. Ni la presentación de pruebas contra Irak de Powell ni la alerta convencen.

Con temperaturas que rondaban los seis grados bajo cero, unas 400.000 personas salieron el sábado a unirse al resto del mundo en manifestación en Nueva York. Era una demostración casi fuera de la legalidad al haberse restringido judicialmente la marcha, por motivos de seguridad, a una sola avenida que pronto se vio desbordada y ocupó tres más. La policía detuvo a manifestantes que quisieron desafiar las barreras para pasar hasta la manifestación legal y oír a la actriz Susan Sarandon o al reverendo Al Sharpton. Las imágenes y alusiones a Guernica y al cuadro de Picasso (cuya reproducción a la entrada del Consejo de Seguridad de la ONU ha sido tapado) fueron constantes. Es el símbolo de la destrucción civil en una guerra cuando no se conocía la expresión 'daños colaterales' y los neoyorquinos quisieron que, al menos, no faltaran las lecciones de la historia de 'la vieja Europa' en las calles de la helada ciudad.

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