Caixa Galicia se propone abrir 40 oficinas al año y duplicar el balance en 2008
Caixa Galicia pisa el acelerador. El director general de la entidad, José Luis Méndez, presentó ayer ante la prensa una ambicioso plan de negocio y una amplia batería de previsiones para este ejercicio, a contracorriente del resto de grandes entidades que han optado por la cautela.
En siete años, la caja pretende abrir casi 300 oficinas para alcanzar las 1.000 (un 41% más sobre las 707 actuales) y que el 50% de las sucursales esté fuera de Galicia. Las áreas preferentes serán la zona centro, con Madrid como eje, y las áreas mediterránea, aragonesa, vasca y andaluza.
Portugal será el principal punto de crecimiento en el extranjero, donde ya cuenta con cinco sucursales e inaugurará una sede social en Lisboa próximamente. Tiene, además, ocho oficinas de representación en Europa y Latinoamérica.
La caja 'tiene el músculo suficiente, como dicen los pedantes al uso, para crecer', señaló irónicamente Méndez. La entidad busca reorientar el modelo de negocio hacia una gestión enfocada al cliente en detrimento de la mera intermediación, al estilo de la pauta que está marcando la gran banca. 'Ahora el banquero debe ser más gestor que intermediario', justificó el director general de la caja gallega.
Además de basarse en la expansión de la red, el crecimiento se apoyará en los próximos años en el impulso al negocio bancario, que prevé duplicar en cinco años. En 2002 cerró con un volumen de 26.324 millones. Para ello, la caja potenciará el segmento de banca personal a través del Banco Etcheverría, del que ha adquirido recientemente un 37,12%, la inversión y la venta de seguros.
Méndez quiso mostrar la brecha que separa a la caja de sus rivales, los gallegos Banco Pastor (en el que la caja tiene un 9,9%) y Caixanova, y apuntó que Caixa Galicia ha multiplicado por 4,6 el número de oficinas en 25 años, casi el doble que sus competidores, y por 44 el volumen de negocio, hasta superar los 25.000 millones de euros frente a los 15.000 millones del Pastor y Caixanova.
Para este ejercicio, en el que la caja cumple 25 años, Méndez hizo una prolija previsión. La inversión crediticia aumentará un 14%, ligeramente inferior al 15% de 2002, mientras se desacelerará la captación de recursos propios, que crecerán un 11% frente a la última subida del 20%. El volumen de negocio crecerá un 12%, tres puntos menos que en 2002, y el beneficio bruto se recuperará (sólo mejoró un 0,24% el pasado ejercicio) y aumentará un 3,9%, hasta llegar a 210 millones. La caja abrirá 50 oficinas este año.
En cuanto a las cuotas participativas (similares a las acciones pero sin derechos políticos), Méndez señaló que la caja no ha aprobado aún el reglamento para una emisión inicial prevista de 150 millones y 'estudia introducir matices' a la espera de la norma definitiva de Economía. Insistió en que las cuotas irán destinadas a los clientes de la caja, una limitación que choca con la normativa actual, pero no nombró a los empleados como destinatarios, como en otras ocasiones.
Sobre la cartera industrial, mostró el convencimiento de que el consorcio creado con Caixanova, Sacyr y Vallehermoso se hará con la privatización de ENA. Afirmó que la caja no optará a la privatización de la papelera Portucel y que consolidará su papel en Azkar (5%) y como accionista mayoritario en Ence.
En 2002, el beneficio neto de la caja creció un 7,91%, hasta 164,7 millones, frente al crecimiento del 22% del año pasado. Pese al control de gastos, que aumentaron un 3,57%, el margen de explotación cayó un 3,21%, lo que incidió en un escaso incremento del beneficio bruto.
Los menores impuestos auparon el beneficio neto. Destaca el aumento del 23,7% en la cartera de valores (9.506 millones). Tras la retirada de renta variable, las plusvalías latentes superan los 130 millones.