El precursor de las normas de buen gobierno aboga por códigos nacionales
El economista británico sir Adrian Cadbury, precusor de las normas de buen gobierno de las empresas y creador del Informe Cadbury, explicó ayer en la escuela de negocios IESE de Barcelona que las correctas prácticas de gestión que este texto propone no son un modelo exportable a todos los países. 'Nuestras recomendaciones son fruto de observar la situación de las empresas en el Reino Unido y hay que tener cuidado en afirmar que es una estructura válida en todas partes', indicó.
Según Cadbury, 'ningún código de buen gobierno de un país es exportable, ya que cada uno de ellos debe estar basado en un análisis de su marco legal y financiero y de su mercado de capital'.
Cadbury valoró positivamente la aparición en Europa de un mayor número de textos centrados en el gobierno corporativo y calificó de 'muy adecuada' la aparición en España del nuevo Informe Aldama. El economista se mostró a favor de la distinción de los cargos del consejero delegado y del presidente del consejo que este texto propone e indicó que tanto Aldama como todo código es válido 'siempre que esté sustentado en un marco legal adecuado y la gestión se base en unos principios de transparencia y de responsabilidad'.
El Informe Cadbury, creado en 1992, estaba presidido por el propio Adrian Cadbury e integrado por un comité de 14 miembros que representaban al Banco de Inglaterra, la Bolsa de Londres, la Universidad y el mundo empresarial, entre otros.
Adrian Cadbury negó durante su intervención que el creciente interés por las prácticas de buen gobierno corporativo que están demostrando las empresas responda a una necesidad de demostrar una gestión transparente ante la aparición de escándalos contables. 'Este tipo de recomendaciones va más allá de un tema puntual que pueda suponer los problemas financieros detectados en algunas empresas'.
El creador del Informe Cadbury señaló que el motivo de la aparición de estos textos es 'el nuevo lugar que ocupan las compañías dentro de la sociedad'. Cadbury también hizo hincapié en la separación de los cargos de consejero delegado y presidente del consejo de administración dentro de la compañía. Según el economista, la principal tarea de un consejero delegado es dirigir el timón de la empresa, mientas que la de un presidente del consejo es la de entrenar a un equipo. 'Me parece mucho pedir que una persona se responsabilice de ambas tareas', dijo.
A pesar de su rechazo a la concentración en una sola persona de la gestión y gobierno de la compañía, Cadbury recalcó que en situaciones concretas sí es positivo concentrar ambos cargos en una misma figura, como por ejemplo, si la empresa atraviesa una difícil situación económica. En las ocasiones que se produce la titularidad de ambos cargos, 'se han de respetar ciertas pautas, como la inclusión de miembros independientes dentro del consejo', recomendó.
Por otro lado, Cadbury indicó que el papel que ocupa la mujer dentro de los consejos de administración de las empresas es todavía 'insuficiente'.
Cadbury recibió en el Iese el premio que anualmente concede la International Academy of Management (IAM), institución fundada en Praga en 1924 que aborda la problemática del buen gobierno corporativo y cuya vicepresidencia recae en el profesor del IESE Pedro Nueno.