Un nómada en Oracle
Cada seis meses Jorge Edelmann cambia de despacho por exigencias de su equipo. Señala que prefiere que todos sus colaboradores estén mejor instalados y cómodos que él, que asegura no necesitar lujos ni amplios espacios para trabajar
Asegura que no dura más de seis meses en el mismo despacho. Hace tres semanas que Jorge Edelmann, argentino de 55 años y presidente de la empresa de tecnología Oracle Ibérica, se ha mudado a un nuevo espacio, que antes ocupaba el servicio jurídico de la compañía y que está situado en la planta baja del edificio, situado en una urbanización al norte de Madrid. 'Me van echando de los sitios y voy a parar al despacho que no le hace falta a nadie', explica con cierta sorna, a la vez que aclara que hasta tiene a su secretaria en otra planta. 'No me preocupa tener un determinado despacho ni que el sitio que ocupo sea demasiado pequeño. Me preocupan otras cosas'. Y matiza: 'No soporto sentirme importante por lujo o un despacho grande'.
Lo que si es prioritario es tener un buen equipo de profesionales y claridad y tranquilidad para madurar ideas. 'Los objetos no me importan, no soy nada apegado a las cosas materiales, pero sí a las personas'. De los anaqueles de una estantería reposan varias fotografías, una de ella con el presidente Aznar y otra con la ex ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, pero ningún retrato familiar, 'no me gusta mezclar mi vida personal con la profesional', aclara. Advierte que la mesa de reuniones está en una sala sin puertas, 'simplemente porque no tengo nada que esconder'. La transparencia es la clave en este hombre que no reconoce tener manías, pero sí ser perfeccionista. 'Soy muy observador y creo que ése debe ser el papel de todo directivo. También soy de los que lee todo. A mi casa no me llevo trabajo, pero si papeles para leer', señala.
Edelmann define a Oracle como una compañía atípica, 'porque no hay jerarquías y sí una misión común'. A este directivo, al que le gusta viajar al pasado al volante de los coches y de las motos antiguas que colecciona, le interesa la transparencia. Algo que también le preocupa es conseguir que la empresa, al margen de respetar y seguir al pie de la letra la estrategia que marca la matriz estadounidense, es saber adaptarse al mercado en el que están operando, en este caso el español. Esto, según explica, no es fácil de digerir por parte de los ejecutivos. 'Nosotros seguimos la misma estrategia de marketing para todo el mundo o el mismo perfil del empleado. Ya te lo dan hecho, y hay directivos a los que no les gusta porque quieren ser reyes de sus reinos'. Asegura que no es su caso. 'Es más positivo dedicar mi tiempo a atender al cliente y a darle valor a la compañía'.
Jorge Edelmann es licenciado en Ingeniería Electrónica por la Universidad Queen Mary College de Londres y diplomado en Dirección General de Empresas y en Advanced Mangement Programmes por la Escuela de Organización Industrial y el Insead. Antes de incorporarse a Oracle Ibérica, desempeñó el cargo de director nacional de servicios técnicos y profesionales y director regional de integración de sistemas en Digital Equipment, empresa en la que permaneció cinco años. Casado y con dos hijos, ha desarrollado además gran parte de su trayectoria profesional en la filial española de Hewlett-Packard, compañía en la que trabajó durante 16 años y desempeñó, entre otros, el cargo de director de grandes cuentas y administración.
En cuanto a la crisis que afecta a las compañía tecnológicas, señala, muy ufano, que Oracle Ibérica lleva muy a gala no haber menguado la plantilla de profesionales. 'No queremos perder músculo y tampoco hemos disminuido un solo euro en formación, porque tenemos que estar preparados para cuando nos recuperemos de la crisis. Muchas de las compañías que han reducido plantilla y recortado el talento tendrán que volver a adaptarse'.
Los viernes, más relajado
Cuenta Jorge Edelmann que trabaja una media de 13 horas al día. Pero ya tiene advertida a su familia que de lunes a jueves no cuenten con él. Los viernes tiene una jornada más relajada que se interrumpe a mediodía y le permite hacer vida familiar. 'No llevo trabajo a casa. La familia es sagrada, no miro ni el correo electrónico', explica.Señala que su principal mérito en esta vida ha sido, tanto en la profesional como en la personal, acompañarse de 'gente buena'. 'Hay gente a la que le molesta y tiene cierto recelo a rodarse de personas brillantes y por ello lo hace de personas inferiores, pero sé que cuanto mejor sean mis colaboradores, mejor será mi trabajo'.