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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Bolsa anula el 'efecto enero'

El arranque de 2003 ha sido descorazonador para una de cada tres familias españolas, que tienen su ahorro invertido en la Bolsa. Enero se despide con una caída del 1,48%, después de haber llegado a ganar un 9,5% en la primera quincena. Es más significativa, así, la calidad que la cantidad del recorte, máxime cuando el primer mes del año siempre está rodeado de una magia especial. La estadística de los últimos 80 años demuestra que en el 75% de las ocasiones las Bolsas han terminado el ejercicio según la proyección de enero. La última referencia es la del año pasado. Enero de 2002 cerró con una caída del 4,13% y el conjunto del año, con el 28,13%.

Un recurso que no satisface a nadie, pero que se utiliza con harta frecuencia, es que el mercado español se ha comportado mejor que el resto de las grandes Bolsas del mundo. La británica ha perdido en el mes un 9,47%; la alemana, un 5,30%; la francesa, un 4,11%; el S&P 500 estadounidense un 2,74%, y el tecnológico Nasdaq libra el periodo con un recorte del 1,09%. La expresión más vidriosa de este nuevo rosario de apuntes negativos se encuentra en el Stoxx 50, que ha bajado un 5,9%, en lo que ha sido el peor mes de enero desde 1987.

El desánimo que entre los inversores produce la amenaza de guerra y la inhibición de los gestores y empresarios ante la misma circunstancia han provocado reacciones en cadena y minado el entramado empresarial y financiero. La ausencia de inversores finales debilita aún más la tendencia de fondo de los mercados, al mismo tiempo que el parón en las decisiones básicas empresariales empeora las expectativas de beneficios. El círculo vicioso en que entraron los mercados en marzo de 2000, cuando la burbuja tecnológica empezó a perder gas, ha cogido un ritmo endiablado que asusta al dinero. Es preocupante, en este movimiento, la ausencia de los viejos cazadores de gangas, esos inversores, especuladores o estrategas que siempre acuden a los mercados cuando consideran que los precios son de saldo.

Los expertos advierten ahora sobre dos asuntos de importancia. Primero, el incremento de la amenaza de guerra con importantes fisuras entre Estados Unidos y sus aliados tradicionales. Las divisiones en el seno de la eurozona coinciden, además, con un grado creciente de contestación social tanto en Estados Unidos como en el resto de los países. Es un factor nuevo respecto a guerras y crisis geopolíticas anteriores que hace inútil el esfuerzo, ahora más que nunca, de dibujar posibles escenarios bélicos.

El consumo, como el eslabón más fuerte de la cadena de la economía del mundo en la actualidad, es la otra gran referencia. Los últimos indicadores económicos publicados en Estados Unidos y en Europa han sido decepcionantes y comienzan a ofrecer señales claras del agotamiento del consumo privado. El dato preliminar del PIB del cuarto trimestre ha ahondado en este sentimiento. Poco que reprochar a las Bolsas, por tanto, en su arranque negativo del año.

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