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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Latinoamérica pierde atractivo

La política del dólar fuerte defendida por la Administración estadounidense es, hoy por hoy, realidad en una sola región: Latinoamérica. La tendencia a la baja de la moneda estadounidense ha arrastrado a todas las divisas de la zona de forma casi generalizada y, en el caso del peso mexicano, hasta alcanzar el mínimo histórico ayer de 11,1 unidades por dólar. El origen de esta preocupante tendencia pasa por una imparable caída del capital extranjero en la región que amenaza con convertirse casi en un factor estructural para las economías latinoamericanas. Los tambores de guerra sólo acrecientan el temor a que la sequía de capitales persista por un periodo considerablemente mayor.

Expertos de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (Cepal) sostienen que la memoria de las innumerables y sucesivas crisis recientes ha elevado de forma notable la precaución de los inversores hacia la región y ha reducido su apetito por abordar nuevas aventuras financieras. De ahí que la entrada de capitales en la región haya caído un 37,5% en 2002 respecto al año anterior, en el que supone el quinto ejercicio consecutivo de merma.

Las perspectivas para 2003 no son mejores. La crisis venezolana y la tensión que ésta ha introducido en el mercado del petróleo han sido otra puntilla más. Todo conflicto bélico reduce de forma drástica los movimientos de capitales entre las distintas regiones del mundo y esa amenaza, en un entorno de incertidumbre como el actual, es la que ya penaliza a la región en forma de abultadas depreciaciones cambiarias.

El giro radical de la estrategia en Latinoamérica de los dos grandes bancos españoles, BBVA y SCH, es un buen ejemplo de la pérdida de atractivo de la región para los inversores. No son los únicos, Bank of America y JP Morgan también han anunciado una reducción de sus posiciones en Latinoamérica, pese a la oportunidad que previsiblemente se abrirá con la privatización parcial de la banca pública argentina. Curiosamente, la moneda argentina es la única que resiste el envite del dólar, pero en su caso la fortaleza pone en grave riesgo la competitividad de las exportaciones, único sector que registra aportación positiva a una economía en quiebra.

En estas circunstancias, el nerviosismo crece entre los Gobiernos latinoamericanos. La caída de las divisas aumenta las tensiones inflacionistas de las economías y les obliga a aplicar o bien una sangría de reservas para contener la moneda o una subida de los tipos de interés para frenar el alza de los precios. Buena parte de los bonos emitidos por estos países para financiarse está denominada en dólares, con lo que el coste del pago de la deuda también se encarece. Y así hasta completar toda una espiral de desequilibrios que amenaza con echar por tierra los escasos avances registrados en los últimos años. La lucha contra factores estructurales sólo viene de la mano de políticas sólidas.

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