El Ibex regresa a los niveles de hace tres meses después de perder los 6.000 puntos
Con el comportamiento de ayer, el principal indicador del mercado nacional se sitúa por debajo del nivel psicológico y técnico de los 6.000 puntos y acumula una pérdida en lo que va de año del 1,35%, después de haber llegado a ganar cerca del 10% en las dos primeras semanas.
Telefónica fue ayer uno de los valores más seguidos del mercado, junto a Vallehermoso, que cedió el 1,56%. La operadora inició una ampliación de capital gratis en la proporción de 1 acción nueva por cada 50 antiguas. Al cierre, Telefónica retrocedió un 1,30% y el derecho de suscripción quedó en 0,19 euros, un 5,56% más. Fue, junto con BBVA los valores que más presionaron a la baja. Entre los dos restaron 31,7 puntos al índice sobre los 67 que éste se dejó al cierre.
BBVA retrocedió un 2,13% y ya suma un descenso del 9,32% en el año. El mercado está penalizando los resultados que presentará el próximo jueves. Las previsiones más pesimistas apuntan a un descenso del beneficio del 9%, mientras que las ganancias del SCH, que ayer cedió un 0,50% en la Bolsa, se reducirían un 10%. Los expertos están convencidos de que las devaluaciones del peso argentino y el real brasileño, que en la última semana han sido de casi el 7% y del 4% para una y otra divisa, pasarán factura por segundo año consecutivo a las entidades financieras después de más de una década de fuertes resultados.
El negocio aparentó ser alto. Se intercambiaron acciones por 2.508 millones, pero sólo entre operaciones especiales y mercados de bloques se hicieron 822,383 millones. De éstos, 696,858 millones correspondieron al SCH.
Con todo, el Ibex pasó a ser el peor índice de Europa. El Mib 30 concluyó con bajada del 0,04%, mientras que el Cac, el Footsie y el Dax anotaban un 0,15%, 0,26% y 1,04%, respectivamente.
La jornada estuvo dominada por una alta volatilidad. El Ibex abrió la sesión con fuerza y llegó a ganar hasta un 1,05%. El mismo escenario se repitió en el resto de los mercados europeos.
La incertidumbre vino marcada por Wall Street, que permanecía casi en terreno neutral en espera de conocer el discurso de Bush sobre el estado de la nación al cierre del mercado estadounidense. Los inversores preveían que el presidente de Estados Unidos diera alguna información novedosa sobre el posible ataque a Irak. De esta forma, la situación geopolítica centró la atención del día, restando protagonismo a los datos macroeconómicos. El índice de confianza de los consumidores estadounidense cayó menos de lo previsto por los expertos, mientras que los pedidos de los bienes duraderos aumentaron un 0,2% en diciembre.
En la zona euro, la encuesta IFO de enero presentó un resultado plano con respecto al dato de diciembre, aunque tras la revisión al alza de este último. Los dos componentes de la encuesta, tanto la situación actual como las expectativas, han contribuido a este resultado.
Los expertos destacan que este dato contrasta con la fuerte recuperación observada en la encuesta ZEW. O lo que es lo mismo, que puede descartarse la posibilidad de ver nuevos descensos en los indicadores de confianza a corto plazo.
Hay analistas que consideran que los últimos datos no ofrecen muchas pistas sobre la situación de la economía europea, especialmente cuando está condicionada a la evolución del dólar y las tensiones geopolíticas. La sensación es que en estos momentos los inversores consideran cualquier dato económico como obsoleto ante el aumento de la incertidumbre internacional.
Los vaivenes del dólar-euro preocupan a los inversores
La fuerte caída que ha experimentado el dólar en las últimas semanas ha puesto en guardia a gestores, inversores y analistas debido al impacto negativo que este hecho tiene sobre Wall Street y ésta sobre el resto de las Bolsas del mundo.Nervios y especulación abundaron ayer en los mercados de divisas por los rumores sobre la posibilidad de una intervención conjunta en el mercado de divisas para detener el derrumbe del dólar. Los analistas señalan que durante mucho tiempo se ha repetido desde el BCE y la Fed que los precios de las divisas los establece el mercado y que la probabilidad de que una intervención tenga éxito para cambiar un movimiento tendencial es baja. Solbes, es más, reafirmó ayer esta sensación al señalar que la actual paridad no es motivo de preocupación. Este cruce de sentimientos no oculta, sin embargo, la preocupación que transmite a los grandes gestores del mundo el descenso del dólar, hasta el punto de que se ha convertido en un referente de la incertidumbre geopolítica y económica actual. Hay quien sostiene que, si la caída continúa, los mercados están condenados a vivir episodios de crisis y volatilidad. El movimiento bajista llega en un momento en el que la economía estadounidense necesita cerca de 400.000 millones de dólares anuales en inversiones internacionales. Hay observadores que apuntan justamente lo contrario, es decir, la huida de los inversores de los activos nominados en dólares.