Muchos frentes que atender
A medida que pasa el tiempo, el entorno de los mercados se muestra más complejo y lleno de incertidumbres. Muchos frentes, y todos negativos, que atender para unos inversores parcos en palabras y con movimientos operativos demasiados débiles.
De puertas adentro de los mercados se indica que sea cual fuere el dictamen de los inspectores que han visitado Irak, Estados Unidos hará la guerra. Los expertos consideran, asimismo, que desoirá las voces cada vez más numerosas en contra del conflicto bélico que se escuchan en Europa y otras zonas del mundo.
A este sentimiento se unen realidades como el alza imparable del precio del barril del petróleo; la calentura del oro y el descenso continuado del dólar en los mercados de divisas.
El petróleo empeorará las cifras inflacionistas de los próximos meses y enturbiará las referencias que los diferentes países han formulado hace unas semanas en esta dirección. Respecto al oro, lo único destacado es el escenario publicitario que de manera gratuita se da para los fondos que invierten en este metal. Sus implicaciones en el entramado económico y financiero son nulas, porque ya no es patrón moneda. O lo que es lo mismo, el atractivo de la inversión viene determinado por el consumo industrial más que por otros fundamentos. Lo de ahora es especulación atroz que puede experimentar cambios bruscos en cualquier momento. La falta de liquidez es enemigo declarado de este activo.
Más difícil es el análisis de la evolución y comportamiento del dólar. En términos bursátiles el peligro está en el desplazamiento de fondos invertidos en el área del dólar por el impacto negativo en las Bolsas estadounidenses. El contagio demostrado de éstas a las del resto del mundo obliga a los gestores e inversores a extremar la cautela.