España y Francia lideran la oposición a la reforma de la PAC
El comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, presentó ayer por primera vez ante el Consejo de Ministros de la UE sus propuestas legislativas para reformar la política agrícola común. La retransmisión televisiva del debate permitió comprobar el rechazo frontal que la reforma suscita entre numerosas delegaciones. Sólo Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia y Dinamarca defendieron una iniciativa que el resto, con diferentes matices, descalificaron sin paliativos.
El ministro español protagonizó uno de los ataques más virulentos que se escucharon en el Consejo. En cuanto el comisario Fischler concluyó su exposición, Arias Cañete no dudó en pedir la palabra para señalar que 'la propuesta no se puede aceptar por excesiva'.
En una coreografía que parecía pactada de antemano, el ministro francés, Hervé Gaymard, remató tres horas más tarde el turno de intervenciones para expresar 'nuestras fortísimas reservas, por no decir oposición frontal', ante el elemento clave de la reforma: la desvinculación entre ayudas y producción. Los dos ministros ironizaron sobre la fiabilidad de los seis estudios, 'dos internos de la CE y cuatro externos', que Fischler esgrime para demostrar el impacto beneficioso de la reforma.
De nada le ha servido al comisario haber suavizado su propuesta inicial, que el pasado mes de julio provocó las mismas reacciones encontradas. Fischler propuso entonces reducir un 3% las ayudas directas a partir de 2004, con un techo de ayudas por explotación de 300.000 euros. Pero en octubre los Quince pactaron en Bruselas la congelación del gasto agrícola hasta 2013 y el aplazamiento de la reforma hasta 2006.
El comisario retomaba ayer su labor con una propuesta de menor calado, que elimina el techo para las grandes explotaciones y no prevé ningún recorte de las ayudas hasta 2006. Pero Fischler mantiene todavía 'el elemento principal de la reforma', es decir, la propuesta de suprimir a partir de 2004 el vínculo entre producción y ayudas.
'Mi valoración global de la reforma', le espetó Cañete al comisario, 'es decepcionante y negativa'. A pesar de todo, 'España está abierta a la negociación y al diálogo'. La oferta del ministro provocó la hilaridad del público, formado principalmente por representantes de organizaciones agrarias y del Parlamento Europeo, que seguía el debate en una de las salas del Consejo.
La Comisión desea garantizar a los agricultores un ingreso fijo por hectárea, con independencia de su producción final. Fischler aseguró que de ese modo la agricultura se irá orientando cada vez más al mercado', porque los agricultores optarán por cultivar 'productos rentables y comercializables'.
Ese sueldo fijo, sin embargo, se encontrará condicionado al cumplimiento estricto de las exigentes directivas europeas sobre seguridad alimentaria, bienestar animal y protección del medio ambiente. 'La utilización de abonos prohibidos o la contaminación del suelo', recordó Fischler, 'acarreará sanciones, en forma de una reducción de las ayudas de entre el 10% y el 100%'.
La rebaja progresiva de las ayudas directas (entre el 1% y el 19%, según el tamaño de la explotación) permitirá además, según la Comisión, concentrar los recursos en el fomento de una agricultura sostenible a través de los llamados programas de desarrollo rural. Francia defendió que cualquier ahorro se redistribuya en el Estado miembro donde se produzca.
'Europa necesita esta reforma', sentenció la ministra alemana de Agricultura, la verde Renate Künast. 'Necesitamos un desarrollo sostenible (...) y prepararnos para responder a nuestros compromisos políticos internacionales', añadió Künast en alusión a las negociaciones en curso en la Organización Mundial del Comercio para la reducción de los subsidios y los aranceles agrícolas.
Alemania, como el resto de los principales contribuyentes del presupuesto comunitario, considera que si la reforma carece de algo es de ambición.