Tambores de guerra en las Bolsas
Suenan tambores de guerra. La posibilidad de un inminente conflicto armado entre EE UU e Irak toma cuerpo, al mismo tiempo que se desvanece la mejora de las previsiones económicas para 2003. Si el inicio de año trajo consigo los ascensos de las Bolsas, el recrudecimiento de las tensiones políticas ha devuelto las incertidumbres a los mercados. El centro de atención sigue puesto en el lunes 27 de enero, cuando los inspectores de armas destacados en Irak presenten su informe ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Con todo, el despliegue de tropas militares de EE UU en el golfo Pérsico y los continuos avisos del presidente de EE UU, George Bush, de que el tiempo se acaba invitan a pensar que el enfrentamiento es inminente pese a la oposición de países como Alemania y Francia.
La escalada que han registrado los activos considerados refugio, como los bonos o el oro, que ayer tocó máximos al situarse en los 366,65 dólares la onza, el nivel más alto desde 1997, ponen de manifiesto las incertidumbres que se viven en las economías mundiales. Sin olvidar la debilidad creciente del dólar, que ayer se cambió a 1,08 euros. Todos estos factores no han hecho sino acrecentar el temor de un retraso en la recuperación de las economías, y por ende, de los mercados de valores. Una muestra de ello han sido las caídas que han registrado los principales mercados en las últimas jornadas a medida que aumentan los temores a una guerra, eliminando en buena parte las ganancias logradas en las primeras semanas de enero.
El impacto económico de la guerra es difícil de cuantificar, según los expertos, ya que dependerá de la duración del conflicto. Los efectos en la confianza de los inversores son, sin embargo, evidentes. El aumento de la prima de riesgo y el retraso en las decisiones de inversión y consumo tendrían el consiguiente efecto en el crecimiento económico, lastrado a su vez por los altos precios del petróleo. Según José Luis Martínez, economista jefe de Citigroup en España, una subida de 10 dólares en el barril de crudo puede traducirse en un descenso del crecimiento de 0,2 puntos en la zona euro y EE UU y casi el doble en Japón. El peor escenario sería un enquistamiento del conflicto bélico. En esta situación, el crecimiento de las economías no sólo se vería retrasado, sino que se correría el riesgo de recesión. Para los analistas de Urquijo Bolsa, el precio del petróleo podría dispararse y superar los 32 dólares el barril. Una opinión que coincide con la del Servicio de Estudios de Caja Madrid: 'En caso de guerra larga, la Bolsa podría experimentar un importante ajuste, los desequilibrios económicos aumentarían y sólo los bonos se verían beneficiados en su papel de activo refugio y la economía mundial podría experimentar una nueva recesión'. 'En este contexto, que sería la peor de las soluciones posibles, nuestra estrategia sería reducir posiciones en Bolsa de forma gradual e incrementarlas en bonos y liquidez. Los valores defensivos serían obviamente nuestros favoritos', concluyen en Urquijo Bolsa.
Las compañías defensivas y las que están menos expuestas a los altos precios del crudo y la debilidad del dólar son las más favorecidas
Frente a ese escenario, y dado que la opción de una salida pacífica al conflicto parece alejarse, los expertos confían en una intervención rápida. La alternativa, es decir, la prolongación de la amenaza y de la incertidumbre, como está sucediendo, parece peor, según los analistas. En opinión de los expertos de Urquijo Bolsa, 'las consecuencias serían el precio del petróleo entre los 28 y los 32 dólares, un crecimiento del PIB menor al potencial y una gran volatilidad en los mercados', señalan. 'Las incertidumbres seguirán atenazando las Bolsas mientras no se solucione el conflicto, de ahí que cuanto más se alargue, mayores serán sus efectos sobre el crecimiento', señala Natalia Aguirre, de Renta 4, que confía en un conflicto controlado tanto en el tiempo como en el espacio. En este contexto, el precio del petróleo podría dispararse hasta niveles de 35-40 dólares a medida que aumente el riesgo de guerra, según Martínez.
También serían menores los efectos en el crecimiento económico si el conflicto bélico se resuelve rápidamente. El Servicio de Estudios de Caja Madrid contempla que en este escenario, el crecimiento de la OCDE se iría consolidando. No en vano manejan unas previsiones de un 2,5% para EE UU y un 1,2% para la zona euro en 2003. 'La recuperación se llevaría a cabo de forma paulatina, pero siempre por debajo de su capacidad potencial por tercer año consecutivo', señalan.
Para Urquijo Bolsa, una intervención rápida con victoria de EE UU tendría un impacto positivo en Bolsa por la relajación de la prima de riesgo. Todo, con el permiso del dólar, cuya debilidad no favorece a los mercados. 'Pese a que el temor a la guerra no beneficia al dólar, pensamos que en caso de guerra corta podría consolidar los niveles actuales', afirma José Ramón Díez, del Servicio de Estudios de Caja Madrid.
Uno de los aspectos que más preocupa a los expertos es el contagio de la debilidad del dólar a las divisas latinoamericanas. No es de extrañar. Si el año ha comenzado con buenas perspectivas para las economías de Latinoamérica, principalmente Brasil y Argentina, más castigadas el pasado año, la debilidad de la divisa estadounidense y la menor afluencia de capital exterior podrían pasar factura a la zona.
En lo que a los mercados se refiere, los analistas recomiendan cautela a corto plazo, ante la incertidumbre sobre el posible estallido bélico. La subida de los bonos -con la caída de rentabilidades aparejada- es un reflejo del temor de los inversores, que optan por activos más seguros. La mayoría, no obstante, considera que la recuperación de los mercados podría ser rápida, una vez finalice el enfrentamiento, y siempre y cuando no surjan nuevos temores derivados de posibles atentados terroristas. En este contexto, los sectores defensivos, como defensa, farmacia, construcción, eléctricas y la renta fija son los más favorecidos.
El sector de defensa es uno de los favoritos para Credit Suisse. Además de verse favorecido por el mayor gasto en armamento, destacan el atractivo nivel que presentan valores como Lockheed Martin, Raytheon, Integrated Defense, Veridian y Alliant Techsystems, en los que recomiendan sobreponderar por su elevado potencial .
Indra, el único representante del sector en España, también podría verse favorecida por la crisis. 'Un 20% de sus ingresos provienen de equipos electrónicos de defensa y sistemas de simulación', señalan en Ibersecurities. El mayor temor a atentados y el intento de los gobiernos de contrarrestarlos favorecerá a la parte del negocio que la compañía dedica a defensa. La división de tecnología, por su parte, apenas si se verá afectada por el conflicto, según los expertos.
Pero no es el único valor español que podría sacarle partido a la crisis bélica. Bien es cierto, que el mercado español, por su especial composición, podría verse afectado, en caso de guerra, no sólo por las incertidumbres y el temor general, sino por el empeoramiento de la zona que ha actuado como motor de la Bolsa en el arranque de año, Latinoamérica. Así lo estiman los analistas de Ibersecurities, que señalan a Telefónica, SCH y BBVA como los valores más perjudicados por un empeoramiento de la situación en la región.
El sector eléctrico es de los mejor situados en las preferencias de los analistas. 'Actuará como defensivo debido a su elevado apalancamiento financiero y ante las expectativas de bajadas de tipos', señalan desde Ibersecurities. Pese a las incertidumbres en Brasil, Endesa es la favorita a largo plazo de Ibersecurities, dado su fuerte apalancamiento.
El sector petrolero, en contra de lo que cabría pensar, no es una apuesta interesante, según los analistas de Ibersecurities. Pese a que reconocen que el alza del precio del crudo beneficia al sector, la debilidad del dólar lo contrarresta. Pese a que en un primer momento las compañías extractoras, las que más se benefician de la subida del crudo, registrarán alzas, la caída de los precios les pasará factura, según los expertos. 'A corto plazo, los precios del crudo podrían situarse en niveles próximos a los 35-40 dólares, pero cuando el conflicto se resuelva los precios caerán por la debilidad de la demanda', señalan. No obstante, y pese a mantener un consejo de neutral se inclinan por Royal Dutch y Totalfina, por su menor riesgo respecto al resto del sector. Respecto a Repsol, estiman que aún tiene potencial y sitúan su precio objetivo en los 14,60 euros.
Los sectores de ocio y turismo, afectados
Otro de los sectores que no goza de las preferencias de los expertos es el de ocio y turismo. La caída del consumo, además del descenso en el tráfico aéreo y el empeoramiento de las economías perjudican a estos sectores. Las aerolíneas y las hoteleras son algunos de ellos. Las previsiones para NH Hoteles y Sol Meliá no son muy optimistas. 'La menor afluencia de turistas estadounidenses pasará factura a ambas compañías', señalan desde una sociedad de Bolsa. En general, a Sol Meliá le perjudica más la caída de la confianza de los consumidores, por sus destinos de ocio y turismo, y a NH Hoteles, la de la confianza empresarial (destinos urbanos). En principio, Sol Meliá parece más amenazada por un conflicto bélico que NH.
En las aerolíneas, a los descensos y los problemas económicos surgidos tras el 11-S se añade el miedo a volar y la limitación del espacio aéreo en caso de guerra, además del efecto que tiene la subida del combustible. En este sector, Renta 4 señala a Iberia e, indirectamente, a Aldeasa y Amadeus como las perjudicadas. La buena evolución de la aerolínea española respecto al sector en los últimos meses la hacen susceptible de descensos a corto plazo, aunque tiene menor exposición al tráfico transatlántico, el más dañado por los conflictos bélicos. En cuanto a Amadeus, los analistas de Ibersecurities sitúan el suelo a corto plazo en los 3,5 euros, pero creen que es una buena inversión con vistas a medio y largo plazo, con un objetivo de 7 euros por acción. Aldeasa se vería afectada por la reducción del tráfico de pasajeros.
Muy dependientes del precio del crudo, y por lo tanto afectados, estarían los sectores químico y logístico, por lo que valores como Logista y Azkar se verían penalizados a corto plazo. En químicas, las más dañadas serían Ercros, La Seda o Tavex.
En el sector financiero, las perspectivas para las aseguradoras no son demasiado positivas. El temor a nuevos atentados y la tendencia bajista de los mercados pasará factura a estas compañías, sobre todo a las más diversificadas como Munich Re y Allianz. Mapfre, con menos riesgo y menos sometida a la volatilidad del sector, actuaría como valor refugio, según Ibersecurities. Los bancos, que en principio apenas se verán afectados, podrían ver empeoradas sus perspectivas si el conflicto se alarga.
La guerra tendría un impacto mixto sobre los medios de comunicación. Podría incrementar la audiencia y difusión a corto plazo, pero una desaceleración económica afectaría directamente a la inversión publicitaria, clave para la prensa y las televisiones.
Las telecomunicaciones son de las pocas que apenas se verían afectadas por el conflicto. No en vano la mejora de las recomendaciones por parte de entidades como Merrill Lynch y JP Morgan y su buena evolución en el año las convierten en una apuesta atractiva, si no durante el conflicto, sí una vez que éste finalice. En Banif se remiten a la historia: 'Cuando finalizó la guerra del Golfo, los inversores se inclinaron por valores de crecimiento, algo que puede repetirse'.
Europa, lastrada por el dólar
Las tensiones prebélicas han acentuado la debilidad de fondo que venía mostrando el dólar. Según Schroder Salomon Smith Barney, el 20% de las ganancias de las empresas de Europa continental procede de EE UU, por lo que un dólar débil afecta a sus beneficios. Los sectores más perjudicados, según Salomon, son el de salud (40% de los facturación) y el de consumo no cíclico (35%), seguidos por automóvil, medios de comunicación y químicas. En esta situación recomiendan a aquellos que quieran minimizar su riesgo invertir en sectores de distribución, banca, eléctricas y telecomunicaciones. En España, una de las compañías más penalizadas es Terra, con el 47% de sus ingresos generados en EE UU. Otra de las perjudicadas es Viscofán, según Banesto Bolsa. La compañía estima que una depreciación del 1% de esta divisa tiene un impacto negativo del 2,5% en su beneficio neto.
Un conflicto con antecedentes
Sin apenas resistencia, el 2 de agosto de 1990 Irak invadió Kuwait. La noticia generó rápidamente un reguero de pérdidas en los mercados. El Ibex se dejó un 10,61% en los dos días siguientes a la invasión y comenzó una caída que le llevó a marcar mínimos el 28 de septiembre cuando se situó en los 2.060,7 puntos. Pese a que en los meses siguientes el precio del petróleo bajó, las Bolsas continuaron azotadas por las incertidumbres. Tras el ataque de EE UU a Irak, en enero de 1991, los mercados comenzaron a ganar posiciones.La crisis involucraba a la región con mayores reservas de petróleo del mundo. Como era de temer, la invasión provocó que el precio del petróleo subiese de 20,80 a 27,40 dólares en cuatro sesiones, iniciando una escalada que lo llevaría hasta los 40,95 dólares en octubre. El oro se convirtió en valor refugio y alcanzó niveles máximos y el dólar se debilitó frente al resto de monedas.