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El Espejo

Recetario de 2003

Juan Ignacio Crespo

Los pronósticos para 2003 ya se han realizado. Los más giran en torno a las preocupaciones del momento: el ataque contra Irak; la evolución de la Bolsa, del dólar y del precio del petróleo; la cotización de la onza de oro, el crecimiento económico y la inflación. A la evolución de los tipos de interés se les ha dedicado poca atención, hasta tal punto está todo el mundo convencido de que la delicada situación de las economías occidentales aconsejará para todo el año 2003 mantenerlos como están: en EE UU es complicado pensar en una nueva reducción y, en Europa, el Banco Central Europeo no parece muy proclive a reducirlos de nuevo.

Probablemente, éste sea uno de los años en los que, a reserva de las sorpresas que sin duda habrán de sobresaltarnos, resulte más fácil hacer futurología. La guerra en Irak parece inevitable y, mientras los mercados esperan a que comience, el precio del petróleo no dejará de subir. Si la duración de la guerra es corta, con las economías como están, en fase de crecimiento débil, habría que esperar que el barril de petróleo se sitúe por debajo de los 18 dólares. De otra forma, con las tropas norteamericanas enfangadas en una lucha prolongada, cualquier precio por encima de 30 dólares es posible.

La Bolsa, después de tres años consecutivos con pérdidas en todos y cada uno de ellos, debería darse un respiro. La experiencia histórica, al menos, así lo indica. En los últimos 105 años sólo hay un periodo de cuatro años con pérdidas de Bolsa consecutivas en EE UU, el que va de 1929 a 1932. Ni siquiera Japón, que tiene la crisis bursátil y financiera más pertinaz de entre todos los países de la OCDE, ha conocido un periodo de más de tres años con esa situación.

En los últimos 105 años sólo hay un periodo de cuatro años consecutivos con pérdidas de Bolsa en EE UU, el que va de 1929 a 1932

De hecho, los 13 años que dura ya la crisis japonesa se agrupan de tres en tres con pérdidas consecutivas, pero siempre interrumpidos por uno o más años en los que se produce una recuperación del índice Nikkei. Esas recuperaciones tienen una magnitud muy dispar y varían del 1% al 37%.

Por tanto, parece altamente probable que las Bolsas suban en 2003, aunque seguramente su mejor momento (revalorización del 30% al 40%) no será a finales de año, sino que estará en las primeras semanas de guerra (si la guerra es larga) o en las últimas (si ha sido corta) o en ambas ocasiones a la vez.

Lo normal será que el dólar continúe su trayectoria descendente y en algún momento llegue a 1,17 dólares por euro: con el déficit comercial que EE UU acumula y el retraimiento en tiempos de guerra de la inversión internacional, lo lógico sería pensar que los flujos de capitales que financian ese déficit decaigan y el dólar se debilite. Esa trayectoria es compatible con una continuación de la escalada en el precio de la onza de oro, camino ya de los 400 dólares.

La mejor combinación de fondos de inversión, siguiendo lo anterior, debería ser este año un fondo índice que siga el Ibex 35 o el Euro Stoxx 50 y que tenga reducidas comisiones de gestión (con intención de pasarse a un Fiamm tras el tirón que anticipe el final de la guerra). Mejor no estar en fondos de renta fija: su revalorización potencial no compensa el riesgo en el que se incurre. Ni en oro: demasiado complicado, excepto para grandes fortunas.

Esta vez, las previsiones anuales parecen fáciles de hacer. Por eso mismo, no sería difícil que resultaran equivocadas.

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