La UE advierte que España va a la zaga en la reforma económica
Los Quince pactaron en el año 2000 una ambiciosa agenda de reformas para modernizar la estructura económica europea. A instancias de Tony Blair y José María Aznar, la cumbre celebrada en Lisboa en abril de aquel año fijó el increíble objetivo de desbancar económicamente a EE UU en un plazo de 10 años.
Tres años después, la Comisión Europea comienza a hacer balance de los progresos realizados y el resultado delata que España sigue, junto a Grecia y Portugal, anclada en el furgón de cola de la UE. La sociedad española, según los baremos adoptados por la UE para medir el grado de modernización, no sólo es una de las que soporta más paro y peor educación, sino que, además, respira un aire más viciado.
Incluso en uno de los índices positivos para España -el de crecimiento del PIB, por encima de la media europea, como repite constantemente el Gobierno de José María Aznar-, el examen comunitario recuerda que en términos de paridad de poder adquisitivo, el resultado español figura entre los tres peores de la Unión, a diferencia de Irlanda (también país de la cohesión), que registra un óptimo grado de convergencia.
Desde la siniestralidad laboral al número de patentes per cápita, y desde el coste del gas para los hogares a la concentración en el sector de las telecomunicaciones, España se sitúa entre los países donde las reformas económicas aún no han cuajado.
Economía y empleo
Los baremos utilizados han sido objeto de una larga y dura negociación por parte de los ministros de Economía, conscientes de lo humillante que puede resultar en ciertos casos una comparación entre los diferentes Estados miembros. Los ministros pactaron finalmente en diciembre una batería de índices, divididos en seis epígrafes: situación económica, empleo, innovación e investigación, reformas económicas, cohesión social y medio ambiente.
Dinamarca, Suecia y Finlandia copan las valoraciones más positivas en todos ellos, mientras que el modelo social francés sólo recibe la máxima calificación en dos índices (tasa de empleo masculino y riesgo de pobreza).
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, presentará hoy en Estrasburgo el informe que, bajo el título de Optando por el crecimiento, subraya la importancia de la innovación y la educación como instrumento para mejorar la competitividad europea. Se trata de la primera vez, desde la Cumbre de Lisboa, en que la Comisión ya no se centra en objetivos legislativos, sino en el resultado de las iniciativas adoptadas en los últimos tres años.
El comisario de Economía, Pedro Solbes, también presentará hoy su evaluación sobre el grado de cumplimiento en cada Estado de las orientaciones generales de política económica pactadas por los Quince el año pasado. En este terreno, España obtiene una calificación más positiva.
Bruselas considera que, a diferencia de la mayoría de los socios comunitarios, España ha respetado las orientaciones que le correspondían, tanto sobre las finanzas públicas como en la reforma del mercado laboral. La CE insiste, sin embargo, en que España no ha garantizado la viabilidad a largo plazo del sistema de pensiones y subraya que 'no se han adoptado nuevas medidas que permitan que los salarios reflejen mejor las diferencias regionales en productividad y cualificación'.
Un tercer informe sobre la evolución de los mercados laborales en Europa completa la agenda de hoy de la Comisión. La comisaria de Empleo, Anna Diamantopoulou, pretendía incluir objetivos concretos y verificables para medir el avance de cada país hacia los objetivos fijados para 2010: tasa de empleo del 70%, tasa de empleo femenino del 60% y tasa de empleo de personas mayores de 45 años del 50%. Ayer por la tarde, sin embargo, la comisaria griega tuvo que renunciar a su pretensión ante la oposición, entre otros, del gabinete de Solbes.