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Claves fiscales

Cambiar de estrategia inversora

El nuevo tratamiento fiscal de los fondos permitirá variar la composición de las carteras cuando se tengan plusvalías

El nuevo tratamiento fiscal de los fondos de inversión que entrará en vigor a partir del 1 de enero pone fin a lo que hace unos años se llamó cautividad fiscal, que impedía a los partícipes cambiar de tipo de fondo o de gestora so pena de tener que pagar impuestos.

La nueva fiscalidad permitirá, por tanto, cambiar de estrategia inversora cuando se tengan plusvalías acumuladas. No será tan fácil hacerlo con acumulación de minusvalías, pues en ese caso éstas se consolidan, si bien, fiscalmente, puede tener sentido el hacerlo con vistas a compensar con las plusvalías.

El cambio de estrategia inversora puede tener dos sentidos básicos: de una estrategia conservadora a una más arriesgada y al revés.

El partícipe que quiera cambiar de una estrategia conservadora a otra más arriesgada tendrá que seguir unos pasos: 1) Decidir si quiere estar en renta variable total o parcialmente. Suele aconsejarse la búsqueda de proporción de renta variable en cada cartera con un criterio llamado por los anglosajones regla del dedo: la proporción de renta variable no debe superar un porcentaje igual al número que resulte de restar de 100 la edad del inversor.

2) Una vez decidido el porcentaje adecuado de renta variable, hay que decidir si, además, se quiere incurrir o no en riesgo de cambio. Es decir, es de capital importancia la decisión de si la inversión se va a realizarse en euros, en dólares, en yenes o en cualquier otra moneda. El riesgo de cambio en ocasiones reducirá y en otras incrementará la ganancia o pérdida. Para un inversor no demasiado avezado en el seguimiento de los mercados internacionales, lo recomendable es que sitúe la mayor parte de su inversión (tanto de renta fija como de renta variable) en la moneda en la que obtiene sus ingresos (en el caso de inversores españoles, en euros).

3) El siguiente paso sería elegir la categoría de renta variable en la que prefiere estar: Bolsa española o Bolsas de la zona euro. Para el caso de la renta fija debe tener claro cuál es su horizonte inversor y no elegir un fondo en el que la duración media de su cartera sea superior a ese horizonte. Además, habrá de considerar la calidad crediticia del emisor.

4) Una vez definidos la combinación de tipo de activos, Bolsa y moneda, un inversor que se oriente hacia una inversión más arriesgada tendrá que buscar los fondos que tengan mejor ratio de información (ver columna adjunta), o mejor rentabilidad sostenida, que son los que, durante el periodo de cómputo de la ratio, se habrán comportado mejor en términos de rentabilidad/riesgo.

La prioridad de todo inversor conservador (o que tras la experiencia de pérdidas acumuladas se ha vuelto conservador) es preservar el capital inicial de la inversión. Está claro, por tanto, que quien quiera reestructurar su cartera de fondos hacia una posición de menor riesgo deberá: 1) Reducir la proporción de renta variable esperar a hacerlo en un alza de la Bolsa.

2) Reducir el riesgo de cambio (salirse del dólar resulta prudente en este momento).

3) Incrementar su posición en Fiamm y fondos de renta fija a corto plazo.

4) Considerar si debe o no entrar en fondos de renta fija a largo plazo: éstos pueden ser muy volátiles cuando los bancos centrales deciden subir los tipos de corto plazo. De hecho, provocaron fuertes pérdidas a los fondos en 1994.

5) Elegir fondos que menor volatilidad han mostrado en los últimos años, es decir, que mejor están situados por preservación de capital.

Cómo medir la rentabilidad frente al riesgo

La ratio de información es uno de los datos estadísticos más utilizados en fondos de inversión y es una medida de rentabilidad/riesgo. Mide la capacidad que tiene (si es que la tiene) el gestor de añadir al fondo un plus de rentabilidad como fruto de su gestión y para un nivel de riesgo dado. ¿Y cómo se define ese nivel de riesgo? Por vía de la comparación con un índice. Para calcular la ratio de información de un fondo determinado se aconseja utilizar la historia del fondo como mínimo de los últimos 36 meses, midiendo en ese periodo como se ha desviado su rentabilidad de la del índice de referencia y cómo de concentradas o de dispersas han estado esas desviaciones. La ratio de información mide el valor que añade el gestor por cada unidad de riesgo que toma. Cuanto mayor sea la ratio de información de un fondo mejor, pues es señal de que el riesgo adicional en el que está incurriendo el gestor está recompensado con una mayor rentabilidad.

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