Bush nombra presidente de la SEC a Donaldson, un banquero de Wall Street
Donaldson, de 71 años, llega a la presidencia de la SEC para, según las palabras del presidente George Bush, 'poner en marcha las leyes que luchen contra la corrupción empresarial y mantener los más altos niveles de integridad en los mercados'. Quien sustituya a Harvey Pitt una vez que el Senado apruebe su candidatura ha admitido la 'erosión de la confianza en el empresariado' y, aunque no ha querido adelantar hasta su toma de posesión efectiva las líneas de lo que será su actuación, apuntó ayer en la Casa Blanca que se esforzará en la limpieza de un sistema que ha conocido serios escándalos.
Desde Wall Street se ha emitido un veredicto favorable al nombramiento de un hombre de la casa. Y es que Donaldson, al frente actualmente de su propia firma de inversiones, es un viejo conocido de la calle de la inversión, de hecho, en su extenso currículum figura la presidencia de la Bolsa de Nueva York entre 1990 y 1995.
Donaldson es un ex marine activo en el mundo de los negocios, la inversión e incluso los pasillos de Washington donde se movía como subsecretario de Estado en la época de Henry Kissinger. En el mundo de la empresa se ha destacado por ser el presidente y consejero delegado de la primera firma de seguros médicos del país, Aetna en 2000, y ser el primer decano de la escuela de gestión de la Universidad de Yale, puesto en el que estuvo desde 1975 hasta 1980.
Antes, en 1955, había fundado junto con sus compañeros de la escuela de negocios de Harvard, Dan Lufkin y Richard Jenrette, la firma de inversión Donaldson, Lufkin & Jenrette, una firma centrada primero en el análisis y que luego se expandió al campo de la inversión. En 2000 la entidad fue comprada por Credit Suisse First Boston por 13.400 millones de dólares.
Donaldson llega a una SEC que repetidamente está solicitando más recursos al Gobierno necesarios porque, como todos en la organización reconocen, las más de 600 investigaciones abiertas necesitan de más personal y más medios, especialmente para evitar seguir cometiendo los errores del pasado y que dieron lugar a los escándalos de Enron y Worldcom, por mencionar algunos.
El sustituto del muy discutido Pitt, quien ha estado al frente de este organismo apenas 15 meses, debe también terminar de formular reglamentariamente la Ley Sarbanes Oxley para el buen gobierno de las empresas y que será especialmente seguido por las compañías europeas (sobre todo las alemanas), que esperan una adaptación de las normas pensadas para empresas americanas. Por último, pero no menos importante, es posible que Donaldson tenga que conocer a fondo al fiscal de Nueva York, Eliot Spitzer, que todavía negocia con Pitt y con la banca de inversión las multas por lo sesgado de su análisis y otros comportamientos alegales y la regulación de este sector.