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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Kissinger, experto en secretos

Los estadounidenses pasaron del asombro al enfado tras los ataques terroristas del 11 de septiembre al comprobar los fallos de libro que cometieron las agencias de inteligencia del país (el FBI y la CIA) y cómo el presidente George Bush fue avisado de la eventualidad de un ataque pero desestimó el informe. La posibilidad de que la alta popularidad del presidente se viera deslucida por más revelaciones disuadieron a la Casa Blanca de formar una comisión que investigara los fallos de su Gobierno en la prevención del ataque. Pero la presión de las familias de las víctimas y la extrema sensibilidad de los americanos en este asunto, han forzado al presidente a no jugar con la tolerancia cero que el propio Bush impulsa en otros aspectos de su guerra contra el terrorismo y poner en marcha esta comisión. Eso sí, con un as guardado en la manga: Henry Kissinger, todo un maestro del secretismo, como presidente.

Por supuesto, el nombramiento del ex secretario de Estado bajo las presidencias de Nixon y Ford, no se presentó de cualquier manera. La Casa Blanca ha hecho valer que a Kissinger se le considera uno de los diplomáticos más prestigiosos del siglo XX y premio Nobel de la Paz, unas credenciales válidas para los que decidan enterrar la memoria. 'Sus investigaciones deben examinar con cuidado todas las evidencias y seguir los hechos a donde quiera que éstos conduzcan', dijo el presidente el jueves pasado. La nueva comisión, formada al 50% por demócratas y republicanos, necesita seis votos para emitir citaciones a los testigos y emitirá su informe en 18 meses, periodo preelectoral presidencial.

Las expectativas de los analistas políticos que antes han saltado a la palestra de la opinión pública no son optimistas con la precisión del resultado de una investigación presidida por un hombre que según explicaba la columnista Maureen Dowd en el New York Times ha sido elegido a instancias de alguien 'tan patológicamente opaco como el vicepresidente Dick Cheney quien es capaz de apreciar la suprema translucidez de Kissinger'. Por si a alguien se le ha olvidado el currículo de Kissinger, los medios de comunicación han recordado que las necesidades de Estado se han impuesto en su agenda a espaldas de principios, votantes e incluso muy altos funcionarios como cuando viajó a China en 1971 para acercar las relaciones de EE UU y el gigante comunista, el entonces demonio rojo. El ex secretario de Estado es sinónimo de guerra secreta en Camboya, negociaciones secretas para mantener viva una guerra en Vietnam imposible de ganar, pinchazos telefónicos a periodistas, y el apoyo de sangrientas dictaduras latinoamericanas. El que está llamado a ser el campeón de la verdad sobre el 11 de septiembre resiste las presiones de los tribunales españoles para contar lo que sabe de la guerra contra la disidencia en las dictaduras de Argentina y Chile donde con tanto interés se apoyó al Gobierno del General Pinochet. Kissinger dijo la pasada primavera que 'es posible' que se cometieran errores en las administraciones a las que sirvió pero dijo ver inapropiada una revisión, y menos judicial, de aquellos tiempos.

Los que ven en el nombramiento de Kissinger una extensión de los deseos de Bush de no tocar más el tema a investigar, han respirado con tranquilidad al nombrar los demócratas como vicepresidente de ésta al ex senador George Mitchell, también un experto en política internacional, pero sin grandes secretos en su conciencia.

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