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Bienes de equipo

Babcock intenta salvar una parte del contrato de Endesa con Borsig

El puntal de la cartera de trabajo de la antigua Babcock & Wilcox (B&W) sigue siendo un contrato conseguido antes de la privatización de la empresa vasca de bienes de equipo, que hace dos años fue adquirida al 100% por la corporación alemana Borsig. Ese pedido, que consiste en la entrega de sistemas a Bahía de Bizkaia Electricidad (BBE) por 112 millones, tan sólo está acompañado por encargos de otros 50 millones. Con esta carga de trabajo, el director general de la compañía, Enrique Palomino, nombrado en julio pasado, aseguró ayer en las instalaciones de BBE en Zierbena (Vizcaya), el emblema comercial de la sociedad de Galindo, que el 80% de la división de talleres de Babcock tiene ocupada su actividad, aunque en el primer trimestre de 2003 no habrá trabajo para toda la plantilla de 650 empleados. Además, la división de medio ambiente también sufrirá la falta de trabajo, sobre todo después de la pérdida de un proyecto para una incineradora en Cantabria.

Babcock Borsig España anunció el 18 de agosto de este año que había alcanzado un acuerdo con Endesa de 60 millones para el suministro de equipos a sus dos nuevas centrales de ciclo combinado en Mallorca y Gran Canaria, pero Palomino aclaró ayer que la empresa vasca aspira a un negocio de tan sólo 15 millones, puesto que la suspensión de pagos de Borsig se cruzó por medio y el rival asturiano Duro Felguera consiguió el proyecto, para luego subcontratarlo en parte a la compañía holandesa Nen. Esos 15 millones que intenta recuperar Babcock tan sólo suponen el 25% del negocio anunciado en su día.

Más pedidos

En el lado positivo, el fabricante vasco de bienes de equipo aspira a otros dos contratos, por un importe global de 30 millones, para el suministro a China de sistemas de gasificación. Representantes de la empresa vasca negocian estos días en el país asiático la firma de dos pedidos, ya anunciados, por un importe similar de 30 millones, a cuenta del plan de regasificación de China, con proyección hasta 2008. SEPI ha sido el avalista de estos proyectos, puesto que Borsig se ha centrado en su propia crisis y el grupo estatal ha tenido que negociar el respaldo financiero de la antigua Babcock. Palomino desveló ayer que el próximo año será clave para determinar el nuevo socio de la compañía, que según su planteamiento 'está respaldada' por el acuerdo de privatización, que obliga a la SEPI a la aportación de 150 millones durante cinco años. Desde la entrada de Borsig, los alemanes no han hecho aportación dineraria alguna y han recurrido al balance de la compañía, según reconoció el director general.

Con los dos pedidos que China está a punto de formalizar, la división de talleres de Babcock estará al 140% de su capacidad, pero para octubre del próximo año. Palomino aseguró ayer que la compañía de Galindo no tiene previsto, por ahora, recurrir a medidas de restricción de empleo.

La antigua Babcock & Wilcox celebrará un consejo de administración el próximo 12 de diciembre para designar un presidente y aprobar las cuentas de 2001, en pérdidas como las de este año. En 2000, los últimos resultados conocidos, el balance fue negativo en 198,33 millones, incluyendo el coste de reordenación laboral. Al 31 de diciembre de 2002, Babcock prevé cerrar con una facturación de 160 millones, la única ratio económica adelantada ayer por el nuevo director general.

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