Solbes culpa a los Gobiernos de Berlín y París de las desviaciones del déficit
El deterioro del déficit público en 2002 en Alemania (hasta el 3,8%) y en Francia (hasta el 2,7%) sólo puede atribuirse parcialmente a la ralentización económica, según dictaminó ayer la Comisión Europea. El organismo comunitario, a propuesta del comisario de Economía, Pedro Solbes, responsabiliza directamente a los Gobiernos socialistas de Berlín y París, que desde 2000 adoptaron una política fiscal expansiva, superando las previsiones de gasto en la Administración central y Sanidad principalmente.
En el caso francés denuncia también, con especial virulencia, la actitud del nuevo Ejecutivo conservador de Jean-Pierre Raffarin, que ha aplazado hasta 2004 la contención del gasto.
Bruselas desea que los ministros de Economía y Finanzas se dirijan públicamente a su homólogo francés, Francis Mer, con enmiendas concretas a sus planes presupuestarios. La Comisión calcula que el déficit francés alcanzará este año el 2,7%, muy por encima del objetivo del 1,4% que se fijó en el último programa de estabilidad. París hizo esa promesa basándose en una previsión del crecimiento del PIB del 2,5%, mientras que la propia Comisión no augura ahora que supere el 1%.
Bruselas acusa a Francia de haber superado las previsiones de gasto en Sanidad y Administración central, retrasando hasta 2003 la estabilización del gasto en ese último capítulo. La Comisión asegura que 'existe un riesgo evidente de que el déficit supere el umbral del 3% del PIB en 2003', si no se produce la intervención de los ministros de Economía de la UE. En febrero, éstos se negaron a intervenir contra Alemania y Portugal, y los dos países han acabado superando el 3%.
Desde 2000
El déficit alemán también 'obedece sólo en parte a factores cíclicos', señaló ayer la Comisión al aprobar por unanimidad la apertura de un expediente contra Berlín. Bruselas señala que la situación fiscal de Alemania comenzó a deteriorarse a partir de 2000, cuando se registraba un superávit de 22.790 millones de euros (el 1,1% del PIB alemán). Un año después, el déficit ascendía a 57.520 millones de euros, es decir, el 2,8% de su PIB.
Entre los atentados a la ortodoxia presupuestaria, el Gobierno rojiverde alemán eliminó, por ejemplo, el techo presupuestario para el gasto farmacéutico, origen, según la Comisión, de una parte importante de su déficit en 2001.
Bruselas descarta, por tanto, que los desequilibrios puedan atribuirse a causas excepcionales como las inundaciones del último verano, cuyo impacto presupuestario no se espera que supere el 0,1% del PIB. El déficit en 2002 tampoco se debe a una fuerte recesión económica, sino 'a un nuevo gran déficit de ingresos del impuesto de sociedades y a un nuevo aumento de los gastos de Sanidad'.
Alemania se convierte así en el segundo país, tras Portugal, en ser expedientado. La última palabra, sin embargo, corresponde al Consejo de Ministros de Economía, con el derecho a voto del titular alemán. El canciller Gerhard Schröder parece dispuesto a aceptar la reprimenda.
Bruselas sospecha que ni siquiera los ahorros previstos ahora por Berlín (un 0,2% del PIB) podrán corregir la situación antes de 2004. Alemania necesitaría además un 1,5% de crecimiento en 2003, una décima más que la reciente previsión de la CE.
El Pacto de Estabilidad contempla sanciones contra los países que superan el 3%, aunque sólo si se niegan a adoptar las recomendaciones de los ministros de Economía.