'Nuestro compromiso es que la fábrica de Aguilar gane dinero en dos años'
Con la compra de la fábrica de Fontaneda en Aguilar de Campoo al grupo United Biscuit es la sexta empresa que Siro adquiere a multinacionales desde 1991. Ahora, tras invertir 25 millones en reestructurar la planta, José Manuel González Serna, presidente del grupo Siro, prepara la construcción de una nueva fábrica en la localidad valenciana de Paterna que asuma la producción de las instalaciones que ya tiene en el centro de esta ciudad y el lanzamiento de un nuevo proyecto que, por el momento, prefiere mantenerlo en secreto.
Pregunta. Siro se hace cargo de la fábrica de Aguilar de Campoo a partir del 1 de enero de 2003. ¿Qué le falta a la operación para considerarla cerrada?
Respuesta. Los aspectos mercantiles están ya todos cerrados. Sólo quedan algunos flecos relacionados con el desarrollo de los contratos. Lo más importante que todavía queda abierto es conocer con cuánto personal de la fábrica podemos contar.
'Estimamos que entre 150 y 180 trabajadores permanecerán en la fábrica de Aguilar a partir del 1 de enero del próximo ejercicio'
P. Después de un año de crisis y de lucha de la plantilla contra el cierre, ¿cuántos de los 210 trabajadores prevé que se queden en la fábrica?
R. Tenemos el compromiso formal de quedarnos con todos, pero nuestras previsiones estiman que sólo querrán seguir entre 150 y 180. Pero a lo que nos hemos comprometido es que cuando cerremos el plan de inversiones que iniciaremos en la planta en enero y que durará dos años, tendremos que tener al menos las mismas personas que había antes del problema.
P. ¿No hubiera sido más fácil y más barato para Siro construir una fábrica nueva?
R. No. United Biscuit ha invertido en esa fábrica en los tres últimos años 12 millones. Y esa fábrica tiene cosas que son imprescindibles para lo que queremos hacer; productos completamente nuevos, innovadores y diferentes. Si la dedicáramos sólo al tipo de galletas que hacía hasta ahora, sería una fábrica completamente obsoleta, pero dedicándola fundamentalmente a productos nuevos, tiene unas posibilidades enormes. De hecho nos permite acometer nuestro plan estratégico en dos años en lugar de los cinco que teníamos inicialmente previsto, porque de otra manera tendríamos que construir algo equivalente.
P. ¿Qué nivel de inversión va a requerir la planta para adecuarla a sus nuevos proyectos?
R. Aguilar de Campoo nos va a requerir un mínimo de 25 millones de euros, dentro de un plan estratégico global para toda la empresa de 45 millones. De esos 25 millones, la junta de Castilla y León nos subvencionará un 50%.
P. Una vez que tengan el control de la fábrica, ¿cuánto tiempo necesita Siro para hacerla rentable?
R. Entendemos y estamos convencidos de que al cierre de 2004 ganaremos ya dinero.
P. ¿Qué diferencias hubo entre la primera oferta que hizo Siro para adquirir la fábrica, que fue rechazada por United Biscuit, y la que se ha hecho ahora, que ha permitido comprarla finalmente?
R. En ningún momento nadie nos dijo que la primera oferta no fuera buena. Simplemente hubo un competidor -Galletas Gullón- que entró en la puja y que llegó a un preacuerdo rápido.
Nos retiramos de inmediato porque aquello no era solamente un negocio. Hay que estar de acuerdo en que aquello no es sólo una fábrica. Es un sentimiento; el de una plantilla, el de un pueblo, el de una comunidad autónoma y, si me apuran, un poquito el de la mayor parte de los españoles. Por eso no nos pareció prudente, si existía un preacuerdo, molestar.
Solo volvimos cuando United Biscuit nos confirmó que se había roto el acuerdo y cuando sindicatos y la Junta nos pidieron que retomáramos nuestro interés.
El problema después del verano, que es cuando se nos hace la indicación de que volvamos, es que United Biscuit ya había decidido cerrar la fábrica pasara lo que pasara. Ha sido necesario hacer una oferta directamente en el cuartel general de United Biscuit en Londres y que la Junta hiciera mucha presión para que se sentaran a negociar de nuevo.
P. ¿Cuál es la variable que inclina la balanza a favor de Siro?
R. Sin duda, el plan industrial y el compromiso de mantenimiento de los empleos a un nivel igual o superior al que existe hoy.
P. ¿Cómo se instrumenta la operación? United Biscuit ya había disuelto la empresa.
R. Ha creado una sociedad nueva a la que se han aportado los activos y el personal denominada Horno de Galletas de Aguilar. Y en ella estarán todos los trabajadores que no quieran irse y que hayan tomado la decisión de involucrarse con nosotros.
P. ¿No tiene algún recelo por el hecho de que Siro vaya a asumir en Aguilar una plantilla muy ideologizada, que ha sufrido mucho?
R. Allí hay una plantilla que sabe de galletas más que nadie y que ha tenido la oportunidad de trabajar en una empresa que ha hecho unos productos fantásticos. Eso es lo que busco y es el mejor activo que tiene Aguilar. Y cuando he ido a presentar el proyecto a los trabajadores, no me ha dado la impresión de que fuera gente con intención de enarbolar pancartas. Tienen ganas de trabajar. Están muy cansados de todo lo que ha sucedido.
P. ¿Le motiva el hecho de poder demostrar que United Biscuit se ha equivocado vendiendo a Siro la fábrica?
R. Esto no es un negocio de yo compro y tú vendes. Siro intenta unir todos los intereses; los de Aguilar de Campoo, los de los trabajadores, los nuestros y los de United Biscuit. Y lo conseguimos ideando un nuevo proyecto y en contra de nadie. Por eso, United Biscuit no podrá decir que se ha equivocado.
P. Pero no es cierto que en la crisis de Fontaneda han pasado demasiadas cosas desagradables y ha habido demasiada presión desde todos los estamentos contra el cierre que ahora se van a olvidar...
R. Es cierto. Han pasado demasiadas cosas muy extrañas, pero que no me apetece calificarlas, porque muchas de ellas son de falta de responsabilidad.
P. A eso me refiero, ¿ese poso de irresponsabilidad continúa?
R. No lo sé. Pero estoy seguro del éxito de la fábrica. Los trabajadores que se queden con nosotros van a asumir el reto con profesionalidad. Quien no haya actuado durante todo este proceso de una forma honorable va a seguir haciéndolo y eso no lo va a cambiar nadie, seamos nosotros o no los que vayamos a Aguilar. La mala gente que ha habido durante la crisis seguirá haciendo lo que sabe. ¿Quién se lo va a impedir?
'Se acabó remar con la manos'
El presidente de Siro tiene el récord de ser el español que más empresas ha comprado a las multinacionales en nuestro país. Lo ha hecho ya en seis ocasiones: dos veces a Danone (Siro y Pastas Ardilla y Familia), dos a United Biscuit (KP Larios y Aguilar de Campoo), una vez a Barilla (RIO) y otra a accionistas de Viscofan (Reglero).Y asegura que 'ahora es cuando tenemos una posición de partida, hasta ahora hemos remado con las manos pero ya tenemos una masa crítica suficiente para hacer otro tipo de cosas y dar un salto para liderar el sector en España a base de innovación y nuevos desarrollos'. Cree que vender galletas en España sigue siendo negocio. 'Nos va muy bien, ganamos dinero y cada vez exportamos un poquito más. Hay una parte del negocio, el mercado clásico de galleta, que cae un 10% anual, pero otras áreas suben en el entorno del 10%-15%. Ahora, una vez puesta en marcha Aguilar, se centrará en la construcción de una nueva fábrica en la localidad valenciana de Paterna, en donde se albergará un nuevo proyecto aún confidencial. Todo ello conforma un grupo con una facturación global de 148 millones de euros y tres millones de beneficios.